LAS RODILLAS NO ESTÁN EN LA ESPALDA.
Las rodillas no están en la espalda.
Sí, aunque parezca una obviedad, no lo es. Todos los días llegan al consultorio, personas con terribles dolores de espalda, generalmente en la zona lumbar, pero también a lo largo de toda la columna. Presentan dificultad para desplazarse por sus propios medios, y si lo hacen, se mueven con mucha lentitud, miedo a caerse y con angustia e incluso mal humor, debido al sufrimiento físico. La zona donde esté localizado este dolor nos va a dar mucha información, relacionada con el origen, la causa del padecimiento. Es ahí donde debemos ir a trabajar y no al lugar donde se manifieste. Puede extenderse hacia las piernas, una o ambas; puede repercutir en otra parte de la columna, las cervicales, por ejemplo, por la sencilla razón, que las lumbares van a determinar el apoyo de la parte alta del cuerpo. La cadera, las rodillas, los pies, forman un combo, que culmina con el cuello, que vendría a ser algo así como el “copete de la torta”. Desde la lectura corporal podemos hacer varias interpretaciones de todas ellas. Pero sería poco útil mezclar todo. Abarquemos una sola y dejemos para un próximo encuentro algún otro aspecto. Hoy nos vamos a dedicar al cuerpo físico. Si usted se para ahora, si, deje de leer, párese por un instante y agáchese como para levantar algo del piso. Fíjese bien cómo lo hace. ¿Ha llegado a flexionar sus rodillas de tal forma, que la fuerza se realice solamente con la parte baja del cuerpo? O ¿Sus rodillas han permanecido estiradas, mientras su pobre espalda funciona como una bisagra? “¡LAS RODILLAS NO ESTÁN EN LA ESPALDA!”. La flexión no está en las lumbares. La fuerza tampoco. Lo que sucede es que el cuerpo suele no estar entrenado como para poder agacharse adecuadamente. ¿Cuál es la manera correcta de hacerlo entonces? Simple y básico. Para agacharse, usted debe flexionar sus rodillas, separadas y en línea con sus pies y bajar a 90 grados, es decir, erguido. Tome el objeto, si es pesado abra mas las piernas, para tener una base mas firme y suba con fuerza de piernas, muslos, con la cola hacia atrás, si sus piernas no fueran lo suficientemente fuertes. PERO NUNCA CON LAS RODILLAS ESTIRADAS Y HACIENDO FUERZA CON LA ZONA LUMBAR O CUALQUIER OTRA PARTE DE LA ESPALDA. Tampoco con los brazos. Si se sienta, no lo haga con la cadera hacia delante, hundiendo el abdomen como si se hubiera caído de pullman a platea. Siéntese sobre los izquiones (los huesitos que están en la cola) y apoye su columna derecha sobre el respaldo, de ser posible. Hay que aprender a distribuir el peso y la energía del cuerpo, como para que esa fuerza siempre venga de abajo, del Centro Bajo, para ser mas precisos. Es necesario mantener el entrenamiento para poder moverse libremente. A veces es necesario aprender desde el principio todo de nuevo. Aprender a caminar, a subir las escaleras, a llevar bolsos, carteras, MOCHILAS, aprender a respirar, recuperar o aprender la flexibilidad en el movimiento en general. La rigidez en la que se vive, sobre todo en las grandes ciudades, va atrofiando la capacidad del movimiento espontáneo y natural del ser y lo va reemplazando por articulaciones endurecidas, que se resisten a cumplir con su función de “articular” y “recibir el mensaje del cielo”. Las articulaciones son la puerta por donde nos llegan las señales de la Creación. Y el dolor está ahí como una alarma, para tirarnos de las orejas y recordarnos que no estamos poniendo atención a los signos celestes. Pero como también se puede empezar de afuera hacia adentro cuando nos resulta muy difícil movernos, porque hay una sensación de estar “enyesados”, “duros”, “almidonados”, podemos comenzar por lo estrictamente físico y lenta y progresivamente, ir calentando la musculatura y articulaciones con simples flexiones, hasta que sigamos avanzando por otros cuerpos y canales que también ayudarán a que esto cambie y se corrija. Y hasta que se decida a venir a M.O.V.E.R.S.E (Movimiento Energético Expresivo Rítmico Sensible) a las clases correctivas de ANAMCARA, nuestra Escuela, le dejo una idea muy simple para que vaya haciendo en casa o la oficina cuando esté por colapsar. Si lo hace, va a notar que lejos de terminar colapsando, su energía, estado de ánimo y su fuerza van a cambiar inmediatamente. Por ejemplo, parados frente a una pared o silla o cualquier cosa que nos sirva de apoyo, simplemente, bajar a 90 grados exhalando (soplando y vaciando los pulmones) y subir estirando y hasta puntas de pie, inspirando. Asegúrese de no reemplazar la fuerza de las piernas por los hombros o brazos y de no subir con las lumbares. No haga mas de 10 el primer día y siga subiendo “GRADUALMENTE” sin excesos y respetando sus posibilidades. Hay que devolver a las rodillas sus funciones y liberar al resto del cuerpo de los reemplazos a los que se ve sometido por necesidad y que sólo genera dolor y deformaciones en general. Si ya ha llegado a tener dolores fuertes e invalidantes, debe trabajar bajo supervisión y el masaje y la acupuntura, con buena aplicación de moxibustión, pueden serle de una inmensa ayuda. No se quede esperando en su casa sufriendo. Que usted esté atravesando por esta situación ahora, no significa que no tenga solución, que está envejeciendo, que no se va a recuperar nunca. Hay procesos como la artrosis, que siempre se asocian con la vejez. Pero lo que no se les dice a los pacientes es que la Artrosis, comienza a gestarse cuando uno es joven. Puede vivir con ella, pero sin dolores y llevando una vida “normal”. Sólo anímese a darse la oportunidad de aprender a M.O.V.E.R.S.E. para generar salud y bien- estar.
Volveremos sobre el tema RODILLAS nuevamente, desde otras lecturas corporales, para así rescatarlas de su nuevo rol de columnas de mármol y devolverles la maleabilidad y elasticidad y su actuación como representante del Cielo ante el ser de humanidad.
Felices flexiones a todos y hasta la próxima.
Desde el alma y con el corazón
Liliana Marcela Pérez Villar
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