AMOR CON-PASIÓN
Dentro de las cualidades que más valoro en la vida priorizaría al mejor estilo budista, el AMOR y la COMPASIÓN. Solamente cuando se es capaz de sentir AMOR CON-PASIÓN, no como sinónimo de sexualidad, sino como esa inexplicable sensación de liviandad, de entrega, de misericordia, alegría, lealtad en el sentir, de silenciar nuestros diálogos internos y rescatar el lenguaje de las miradas, el contacto de las manos, la complicidad en el ideal de vida, podemos asegurar que estamos liberando nuestra esencia mas pura. Cuando lo que nos une no es una NECESIDAD, no es sólo DESEO, no es POSESIÓN, cuando nos sentimos en la intensión de DAR, sin esperar RECOMPENSA a cambio, por la felicidad que nos produce ese DAR y si encima le agregamos una actitud MEDITATIVA y lo CON-SAGRAMOS, desplegamos toda nuestra luminosidad prisionera. CONSAGRAR al AMOR no significa ESTANCARSE. No significa estar APEGADO AL PASADO. Todo lo contrario. Significa CRECER, VOLAR. Significa colocar a ese sentimiento que no pertenece siquiera al plano de lo humano, en un lugar devocional, donde nada lo ensucie, lejos del alcance del daño. Es resguardar la más pura fragancia, que nos coloca en la vibración de la TERNURA donde el AMOR es GERMEN y FRUTO, es REY y MENDIGO y no requiere de ningún opuesto complementario para conceptualizarse a sí mismo. Es RESCATARLO, CUSTODIARLO de esa “Crónica de una muerte anunciada” en la que los seres de Humanidad transitan sus vivencias “amorosas” desde lo aprendido e incorporado del afuera. Es convertirlo en el faro que nos alumbra, inspira y marca nuestro camino en cada respiración. La proximidad o la distancia física, incluso de distintos niveles de existencia, no condiciona a ese AMOR. La proximidad física no garantiza intimidad, atracción, afecto, ni siquiera simpatía o empatía. Pero aún en la distancia, podemos re-categorizar a través del recuerdo de ese AMOR o esos AMORES, la conexión más sublime con ese milagro enaltecido que es el AMOR CON-PASIÓN. Es que no se puede “CONTROLAR”. No se puede dejar de SENTIR AMOR. Lo que tal vez podemos elegir es si “NOS QUEDAMOS O NOS VAMOS” (físicamente). Ahora, CONSAGRAR no es SUFRIR. Cuando por cualquier motivo no nos “compaginamos”, no “armonizamos”, en lugar de matarnos, tenemos la alternativa de resguardar esa “magia” y aunque la vida nos empuje hacia otros espacios, tiempos y circunstancias, agradecer al Cielo el haber podido ser bendecidoS por la gloria del sentimiento que se despertó en nosotros a través de semejante AMOR, que fue la puerta para conocer la DEVOCIÓN, para desarrollar nuestra ESPIRITUALIDAD, la máxima expresión del AMOR que es el SERVICIO y CON-SAGRARNOS Y CON-SAGRARLO. Estancarse es mantener relaciones que someten, frustran, dañan, especulan. Estancarse es quedarse por MIEDO, SOMETERSE, ESCLAVIZARSE,RENUNCIAR Y TIRAR AL RODEO LO QUE GENUINAMENTE SE SIENTE POR UNA CUESTIÓN DE IMAGEN. Mantener vivo al AMOR CON-PASIÓN que nos toma invisible, nos abraza, nos inspira, nos ilusiona y entusiasma, nos concilia y orienta, ESTÉ O NO ESTÉ FÍSICAMENTE, es lo más cercano que conozco a la FELICIDAD. La sexualidad como energía terrestre, el AMOR como energía humana y la Compasión como energía Celeste. Y para la vivencia integradora sublime de la NO FORMA, PARA LO QUE NOS UNE MÁS ALLÁ...el MISTERIO.
Desde el alma y con el corazón.
Liliana Marcela Pérez Villar.
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