sábado, 13 de diciembre de 2008

¿Puede el café hacer recuperar la memoria?


El Cuerpo es un libro de historia. De historia viviente de recuerdos y de olvidos. Es nuestra auto-biografía. Nuestro desván de emociones,
nuestro almacén de sentires, de caricias, de rechazos, alegrías y pesares. Todo ahí, guardado dentro y fuera de la piel, aletargado.
¿Puede el café recuperar la memoria?
Si. Absolutamente. A veces es un café y un “vacho de chevecha”.
Está “comprobado científicamente” que cuando tomamos un café con alguien a quien no veíamos por mucho tiempo, nuestra memoria
es poderosísimamente estimulada por miles de imágenes, que como una película, van pasando por delante nuestro, escena tras escena, desde la platea del corazón.
El café puede estimular el recuerdo del aroma de manzana dulce más penetrante; puede hacerte oír a Karen Carpenter susurrándote al oído…
“Don·t you remember you told me you loved me, baby...”; puede acelerarte el pulso cuando dos manos toman la tuya a la hora de la despedida; el café puede saber
a mandarinas con miel o besos de maní; pero lo mas curioso es, de lo que es capaz de hacer con la mirada. ¡Ahhh…, eso sí!
¿Cómo pueden dos ojos sumergirte en la profundidad de un alma, en la inmensidad del Cielo, en un sinfín de recuerdos?
El café tiene también efectos alucinatorios. Podemos llegar a ver que alguien mueve la boca, como emitiendo palabras, sonidos, frases, mientras nosotros deambulamos en lontananza. Eso no quiere decir que no escuchemos lo que nos dicen. Podemos repetir palabra por palabra.
Allí está lo llamativo. Es el ser y estar…o el ser y no estar…o el no ser y estar o el no estar y ser o no ser. Tal vez por todo el tiempo que se deseó
estar y no se estuvo. ¿Clarito no? ¡No, si ya decía yo que era alucinatorio! Para que vean que no les miento.
Tiene un efecto envejecedor. Es decir, antes de tomarlo, la idea de hacerlo nos hace sentir más jóvenes. Pero una vez allí, recordamos cuántos años han pasado desde
“El último café…” Por eso concluimos, sin equivocarnos, que el café genera arrugas, engorda, hace caer el pelo, avejenta y lo mas, pero lo “mas pior”, es que nos hace tomar conciencia de ello.
De ahí obtenemos otra reflexión, porque así como les digo una cosa, les digo la otra: en algunos casos, lejos de recuperar la memoria, aparece el fenómeno de la "amnesia selectiva" y produce, lo que hemos dado en llamar: “efecto huida". Sí. Uno tiene ganas de salir corriendo hacia 20 años atrás, pero
no sabe hacia donde debe correr para encontrarlos. (Porque EL CAFÉ LE HIZO PERDER LA MEMORIA). A otros los hace huir de si mismos, pero para el otro lado. Y uno puede decir:”Sólo te pido que no desaparezcas” y a pesar de la promesa, (como el café distorsiona y alucina) hay huida indefectiblemente y desaparición obviamente. Lo triste es que nada se hace más cruel que la propia imaginación, y cuando hay huida y no hay respuesta, el poder alucinógeno nos hace ver como una bruja montada en una escoba, con pelos en las manos, bigotes y verrugas peludas, mjbuahhhj!!!!
preguntándonos qué hicimos mal y dando por sentado que no habría sucedido de haber sido mas lindas/jóvenes/inteligentes/tontas/buenas/malas/gordas/flacas…
Este brebaje virtuoso hace que, quien lo beba, distorsione todo lo que escucha que no sea de su agrado. Por ejemplo: cambia el estado civil de las personas a voluntad, hace desaparecer hijos del universo, distorsiona los esquemas corporales propios y ajenos y nos hace soñar o creer cualquier cosa que deseemos, a pesar de saber que no van a ocurrir nunca.
Y nos vamos a dormir con ese dolorcito en el cuerpo, por ese sujetarse en vano, aferrados al recuerdo de lo pasado o no pasado. ¿Lo pasado…pisado?
Reconstruir los recuerdos, actualizarlos sin melancolía, renovarlos, ajustarlos. Sin añoranzas. Y mejor…tomarnos un té de tilo del árbol de la otra cuadra en lugar de café.(a no ser que se tome de a dos)
¿Es posible? Sólo con AMOR.


Ojos, reflejo del alma,
ojos que inspiran, ojos que brillan
Ojos que inhiben, que calman,
Ojos que invitan.
Ojos que cuando quieren… miran
Ojos que ignoran, que encandilan
Ojos que como el café
el sueño quitan.
Ojos que actualizan recuerdos.
Ojos que me hablan en
Un inesperado encuentro.

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