jueves, 15 de mayo de 2008

CUANDO LA VIDA TE DE LIMONES...PREPARA UNA RICA LIMONADA.

¿Qué podemos hacer con una mala experiencia?
Aprender
Aunque parece que lo habitual es siempre repetir, repetir, repetir hasta el cansancio.
Hasta aprender. Tal vez, con un cambio de actitud y estando mas alertas, mas concientes, repitamos menos. Vivamos auténticamente pero no, compulsivamente.
Y sobre todo, no enojarnos.
¿No les ha sucedido el desear algo profundamente, con todo su ser y sentirse fatal cuando la vida los desvió de ese camino? Es como si nos agarraran del cuello y nos revolearan para otro lado. Y ahí comenzamos a tratar de negociar con nuestras Creencias. “Te juro que si… entonces yo…a cambio de…” ¡Como si eso fuera posible! Lloramos, nos quejamos, nos lamentamos, buscamos culpables.
Le damos tanta batalla a esas decisiones del Cielo, nos da tanta rabia, que no podemos ni tomarnos un segundo para pensar que tal vez, sólo tal vez, ese deseo no era parte de nuestro proyecto vital. Y de haber permanecido allí, nuestra evolución se habría visto detenida.
Como un tirón de orejas. Nos están diciendo “No es por ahí”.
Pero, con nuestra soberbia humana insistimos. Creemos que nos las sabemos todas. Y nos cuesta mucho aceptar una señal cuando no coincide con lo que se nos antoja en el momento.
Cuando pasan los años, solemos comprender el porqué. Eran tiempos de otros tiempos.
Nos damos cuenta que de haber permanecido con esa persona, o en esa situación, o tal y cual cosa, no habríamos podido llegar a vivir lo que nos estaba esperando en otro lado, en otras circunstancias, con otras personas.
Ahí tenemos la oportunidad de trabajar sobre los rencores, los enojos, lo pendiente.
Si comprendiéramos y aceptáramos que somos movidos, llevados por una Fuerza que todo lo genera, todo lo transforma, todo lo mueve, si trabajáramos con la humildad como tarea espiritual, la humanidad daría un paso cualitativo fundamental en su evolución integral.
El no lograr aquello que deseamos en un momento, puede llegar a ser lo mejor que nos pase en la vida. Una nueva oportunidad.
En lugar de vivirlo como adversidad, transformarlo
.

“Cuando la vida te dé limones, no te lamentes por su sabor ácido, agrégale miel, y prepárate una rica limonada”

Y sobre todo comprometete a CONFIAR, CREER, AMAR Y ENTREGAR.
Un abrazo de corazón a todos. Liliana M. Pérez Villar