martes, 8 de abril de 2014

¿Còmo se despide al amigo que parte?

¿Cómo se despide al amigo que parte? Ese ser con quien compartimos tantos momentos de nuestra vida, momentos felices, inolvidables, travesuras, complicidades, con quien hablamos de nuestras cuitas y de los mas profundos sentimientos. Ese ser con quien crecimos espiritualmente, paseamos nuestros amados amigos de cuatro patas, viajamos, festejamos cumpleaños, casamientos, encuentros, desencuentros. Amigos de tantos y distintos momentos...que comienzan como compañeros de trabajo, que en un pic-nic se enamoran, se ponen de novios, crecen, se distancias, se odian...aman...ignoran...encuentran...desencuentran...que poco a poco ya son como familia...tus hijos, mis hijos, los del primer matrimonio, los del segundo...mamà o suegra, casi hermanos por momentos, campeones en lucha libre en otros, psicòlogos, mèdicos, enfermeros, levanta ànimos, oìdos, hombros, 24 hs de servicio de emergencia al exterior y de cabotaje, servicio de mensajerìa y soluciòn de problemas en el acto y "haceme de ojos".Y asì y segùn pasan los años, 10, 20, 30, 40...y siempre seguimos participando. Lo que cambia es la forma, pero lo invisible siempre permanece. ¿Cuáles son las palabras para despedir al amigo que llamaba a las tres de la mañana, con cualquier excusa que disimulara sus miedos y abandonos? O a la una, con una orquesta de "secuaces beodos", para sorprenderte con una serenata nocturna por celular desde la cima de algùn cerro? Y aunque te despierta y tenès que levantarte temprano y èl mi se enterò de la hora que es, te emocionàs y morìs de la risa y le hablàs como si te estuviera escuchando! Y te preguntàs quièn se va a reir con vos de las anècdotas de entonces, allà lejos y hace tiempo. Cuando papà le decìa a mamà: "Ñata, me pelàs un duraznito"?. Y lo escribo y pienso que nadie sabe que asì llamaba papà a mamà! Y èl, que siempre bromeaba con eso, se llevò el recuerdo de viaje. El se tentaba hasta las làgrimas cuando mamà hablaba de los "duraznos de abisinia" y ahora, no se me ocurre a quièn pueda causarle gracia. ¡Y pensar que a veces nos quejamos por no saber leer qué hay más allá del reclamo y la exigencia! ¿A quièn mas se le puede antojar comer huevos duros con mermelada de membrillo o queso quemado "al tenedor" sobre la hornalla de la cocina? ¡Qué difícil se hace estar a la altura de las circunstancias y poder admitir esos alcances cuando quien amamos transmuta hacia otros niveles de existencia! Pero es más difícil aún, el saber respetar las decisiones que toma o que no toma y que no coinciden con las nuestras cuando se anuncia lo que se presenta como irrecusable. Cuando se rechaza o simplemente no se acepta ayuda. Esa ayuda que se disfraza de varias formas, desde no querer recibir un tratamiento, hasta no poder hablar de lo que está viviendo o no poder aceptar cuidados o afecto, aislarse, enojarse, ponerse insoportable para provocar lo que tal vez mas se teme. No es la intención el entrar en interpretaciones archiconocidas y crueles, por reales que sean. Los que estamos en el camino del servicio y la sanación estamos siempre apostando por el milagro hasta último momento. No como negación de lo que acontece, todo lo contrario, sino porque el milagro existe. Porque vivir es un milagro en sí mismo. Porque no bajamos los brazos, porque a pesar de saber que no está en nuestras manos, estamos para acompañar en ese tránsito, antes, durante y claro, después y por siempre. Acompañamos ese camino que cada uno recorre con más o con menos conciencia. Pero se llega a confundir el concepto de vivir en el sentido de la trascendencia, con el ser portadores de un cuerpo que nunca va a fallar ni a claudicar. La enfermedad es un desequilibrio energético que se manifiesta en todos los cuerpos. El amigo està ahì para llevar juntos la cruz. Es quien te hace de escudo protector para que las balas no lleguen, para que duela menos, para estar menos solos, porque para mortificarte sobra gente por la calle. A quien carece de Fe le cuesta creer que el primer cordón en quebrarse, para que la enfermedad se manifieste, es el espiritual. Para cuando alcanza el plano de lo orgánico, ya ha alterado la energía de todos los otros cuerpos, sin lograr una respuesta a favor de la salud. Entonces, sigue avanzando. Los síntomas y signos de la enfermedad aparecen para despertar una reacción y poder recobrar ese equilibrio perdido o al menos, alterado. Por mas brillante que sea la interpretaciòn psicològica, hay tanta mas tela que cortar! Hay que saber reestablecer ese equilibrio energètico de los òrganos y el fìsico. Si conocen alguna enfermedad que no sea psico-somàtica, avisen. Por lo tanto, es casi una redundancia decir que es "psicològico". El problema lo armò quien decidiò fraccionar el psiquismo, de lo fìsico y lo espiritual. El mejor remedio fue, es y serà, sin lugar a dudas, el AMOR. y a partir de ahì, todo es posible. Pero el afán humano de aferrarse al pasado y arrastrar sus heridas y llevarlas de paseo por la vida, no le permite sanar. Cultiva el re-sentimiento. Se vuelve avaro. Se atrinchera. Y mo solamente hay que saber pedir ayuda, sino algo mas importante aùn, saber A QUIÈN PEDÌRSELA para no terminar saltando de la sartèn al fuego, para no quemarse. A veces pregunto a los pacientes que llegan angustiados, cómo imaginan sus vidas en cinco años mas, si no toman las decisiones o las medidas que saben están posponiendo o negando. Se quedan pensando y la mueca…lo dice todo. Pregunta que obviamente, tambièn me formulo a mi misma. Pero son muy pocos los que se deciden a estar bien. Suelen responder que “cambiar es muy difícil” a lo que siempre les respondo: “¿Y no es mas difícil vivir así, como usted me está contando? Cada quien con sus creencias sobre el nacimiento, el desarrollo, la adultez, la vejez, la enfermedad, la vida y la muerte, la eternidad, la reencarnación o lo que sea que crea o quienes creen que la vida es eso, un chiste, un cuerpo descartable que se agota, se entierra y ya. Probablemente sea lo que mas desconsuelo cause cuando llegue la hora. ¡Cuànto màs llevadero se hace cuando el amigo està ahì, codo a codo, con el corazòn en la mano extendido, lamiendo las heridas, acompañando desde la misma piel, aliviando, compartiendo, sanando, sin criticar, ni interpretar, sin juzgar. En cuanto a nuestros sentires, el hecho de poder aceptar, comprender, acompañar, no significa que tengamos que bloquear lo que sentimos. Lo mejor que puede pasarnos cuando nos emocionamos hasta las lágrimas, es eso, llorar. Poder decir “estoy triste”, “estoy muy triste”, “me da bronca”, “estoy enojada/o” es el tipo de cosas que solemos sentir los seres humanos. Si no fuera así, ya estaríamos en otro nivel de existencia como seres superiores. No somos Highlander. Es curioso ver la reacción humana frente a las expresiones de esas emociones. Parece que sólo tuviéramos permitido manifestarnos intelectualmente. Opinar. Eso viene a ser lo esperable, lo correcto, lo evolucionado. Pero no, eso solamente significa creer que podemos controlar lo que sentimos. Asegurarnos que estamos fuera de la zona de riesgo. Está mal visto SHEN TIR. También los seres con cierto grado de madurez emocional-afectiva-espiritual… sienten. Diría que es una manifestación más, justamente, de su evolución. Y esa es la respuesta. Te despido sin despedirme, con el amor que has despertado en mi y que en mi seguirá vivo, te doy las gracias, acepto, te acompaño donde estés por siempre y en silencio, oraré por tu alma. ¡Buen viaje y volá alto! Nos veremos otra vez. Desde el alma y con el corazón. Liliana Marcela Pérez Villar.