EN EL PARAÍSO TAMBIÉN SE CUECEN HABAS.

Vivimos tejiendo un camino presente entre presiones, imposiciones e influencias, que terminan condicionando esa trama esmeradamente hilada. Cultural, Social, Política, Religiosa, Económica y Genéricamente, habitamos un mundo que lejos de acogernos con AMOR, nos la va haciendo más y más difícil día a día. Más calor, más frío, más sequía, mas inundaciones, más granizo, más caro, más violencia, más discriminación, más temblores, tsunamis, volcanes y personas en erupción, más soberbia, disputas y abusos de poder, más indolencia, más rencor, más hipocresía, más broncas…a tal punto que, aquellos que vivimos en disponibilidad de servicio, los que a pesar de todo seguimos creyendo y confiando y somos utópicos en apariencia, terminamos siendo “sospechosos” y “culpables” de las inseguridades ajenas. Y allí comienza la ILUSIÓN de “nuestro lugar en el mundo”. Como si HUIR y REFUGIARSE en “una casita junto al mar” o “una cabañita en la montaña” o “una granja en el campo” fuera a vacunarnos contra la amenaza ¿humana? Parece que todas las versiones de Robinson Crusoe no han podido dar por tierra con la idea de vivir en paz en “algún sitio”, que por supuesto, nunca es este, hoy, acá y ahora. Ni el peligro de terminar llorando por la pérdida de “Wilson” (Náufrago, Tom Hanks) ha surtido ningún efecto. Es que marchemos donde marchemos, siempre nos vamos a llevar puestos. Y si bien el vivir en contacto con la naturaleza, fusionarse con ella y además cuidarla, es maravilloso y puede llegar a despertar la CONTEMPLACIÓN, casi olvidada en las grandes ciudades, no hay cabaña, lago, montaña ni campo alguno, que sea capaz de “DARNOS LA PAZ”, como el cordero de Dios que quita los pecados del mundo.



La PAZ ES INTERNA. LA FUERZA ES INTERNA. LA SONRISA ES INTERNA. El PARAÍSO ES LA POSIBILIDAD DE RECREAR ESE ESTADO AQUÍ, EN LA TIERRA. Pero la prepotencia, el caos emocional, las situaciones pendientes, esperan a la vuelta de cualquier esquina y nunca llegan a los Centros Superiores, porque se traban en las emociones estancadas, empantanadas y cuidadosamente custodiadas por los mecanismos de defensas, que SI!!!! SON TONTOS!!! Esa famosa frase que dice que el MIEDO NO ES TONTO, NO ES ASÍ!!! EL MIEDO, DEFINITIVAMENTE, ES TONTO. ES MUYYYY TONTO. Y hace que la vida se vea permanentemente condicionada y contaminada por pensamientos tortuosos y mortificantes, por haceres hirientes y cegueras selectivas. Cuando las emociones no están purificadas, NO HAY PAZ. No se llega a desarrollar la espiritualidad. Tal vez se llegue a desarrollar un intelecto fuerte y con muchísima suerte, se pueda subir al plano Mental. Pero de ahí…al desarrollo del ESPÍRITU, hay un largo trecho y es muy importante no confundir estos tres planos. Tampoco debería confundirse una espiritualidad “personal” con la “Universal”. Debemos recrear una Calma del Lago interna, una Quietud de la montaña Interna, una Creatividad del Cielo interna, Un Caldero interno y luego, La Muda será apropiada. “SERÁ PROPICIO CRUZAR LAS GRANDES AGUAS”. De lo contrario, la calma seguirá siendo del lago, la quietud de la montaña, la Creatividad del Cielo y de nada servirá la Muda de paisaje exterior.



Para cualquier situación que nos sea dada en vivir, siempre es mejor que nos encuentre en calma. Y esa paz no está afuera y no depende de ningún panorama. Para disfrutar la paz exterior, hay que gozar de la paz interna, porque la línea divisoria entre el afuera y el adentro es muy relativa. No se puede ver afuera, lo que no se tiene adentro.
Desde el alma y con el corazón.


Liliana Marcela Pérez Villar
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