VIAJE A LA ALEGRÍA
Ya de regreso de Brasil, en lo que llamaría un “Viaje hacia la ALEGRÍA”
Alegría mutua al reencontrar a la amiga que no se ve desde hace tantos años; alegría de ser bien-venida, esperada y mimada; alegría de trabajar con grupos de alumnas de Patri, (a quien no me acostumbro a llamar Sereia), que ya venían en tarea con ella desde una disciplina afín como el yoga; alegría de compartir los desayunos, los almuerzos, las caminatas; alegría por las interminables charlas que actualizan las historias de vida y nos re-unen desde el recuerdo en un nuevo presente; alegría de las devoluciones luego de finalizadas las clases, las lágrimas del conmoverse, de la ternura, del afecto y también por no poder hacerlo; la sensación de paz, calma y armonía. Como dicen allá “placer”. ALEGRÍA a Él, que hace que RÍA.
Y aquello que parece tan difícil desde el idioma desconocido, se torna sencillo, tan simple, con el lenguaje de los cuerpos. La comunicación de las almas, sin ruidos internos, sin la licenciatura de la mente. ¡Cómo alivian todos los dolores cuando les quitamos el rollo mental y lo bajamos al sentir! Tan sincero como eso: “Bajar de la cabeza al corazón”. Cuando logramos abandonar la interpretación de lo que los demás hacen, dicen y piensan como si tuviéramos la precisa, la lectura personal de los acontecimientos, cuando llegamos a aquietar la mente, aparece lo auténtico. Recordamos que lo que nos entristece, nos enoja, nos gobierna, nos atrinchera y enfrenta no es lo genuino, se trata tan sólo de EMOCIONES. Y aunque las hay de las buenas, algunas hacen destrozos.
Recordar que la Música es un lenguaje universal que nos hace de vehículo para llevarnos y traernos por tiempos y espacios ingobernables por nuestro mismo espíritu. La Música nos transporta e interconecta, nos libera. Y brasileros y argentinos, mas allá del fútbol, podemos disfrutar de Caetano, Gal Costa y de Gardel y Tita (aunque la confundan con Edith Piaff), jajaja. Aceptar que cuando el instructor se hace invisible, se quita importancia, la clase se da sola. Es inútil pretender llevarla para uno u otro lugar porque la energía grupal cobra vuelo y se eleva por encima de cualquier yo personal. Se levanta y anda. Y quien dejó su ego mental de lado, ya no lucha con lo que siente, no compite, no da batalla. Se entrega al abrazo, a la esencia de todo ser, lo que nos une a todos desde el fondo del alma. ¡SI TODOS BUSCAMOS Y NECESITAMOS LO MISMO Y ESO MISMO SE LLAMA AMOR! Sólo hay que revisar lo que cada uno aprendió que era el AMOR que, por lo general, está bastante distorsionado. Pero cuando decimos que “EL CUERPO NO MIENTE” no nos equivocamos. Simplemente, debemos confiarle más. Por algo siente lo que siente.
Aflojarle a los juegos mentales y atrevernos a aceptar lo que sentimos. Sin vueltas. Sin especulaciones por medio.
Comprender que vivir en un paraíso natural no es garantía de felicidad. El referenciarnos en la naturaleza y no en nuestro ego, no depende de lo bello del paisaje sino de “nuestra naturaleza interna”. Vivir en la playa, sobre la más hermosa palmera y el más impetuoso mar, no es antídoto para ninguna depresión, ni ataques de pánico, para enfermedades psiquiátricas o tristezas. Debe de haber una decisión interna, un deseo de estar bien, de dejar de mirarse el ombligo y de buscar el bien-estar individual y alzar los ojos para conectarse con algo mas. Y así, aunque vivamos en una caverna, lograremos una conexión “de naturaleza viva”. Podremos conectarnos con los aspectos vitales y no con el concepto materialista de la finitud, de la vejez como enfermedad, deterioro, final, decadencia.
La tiranía de rivalizar con los Dioses nos somete a una vida de infelicidad, tranzas, frustraciones, derrotas y fracasos.
Cuando “no abrimos la puerta para salir a jugar”, “para que pase la farolera o el farolero” que nos alumbre el alma, no hay palmera que valga. No hay mar y no hay Cielo que valgan, porque no alzamos la cabeza para ver las señales, por sacarnos la pelusa del ombligo.
Pero cuando conectamos el encendido…cuando se enciende esa llama dorada…ahhhhh…
Que maravilla,
Que coisa linda que é o meu amor…
Que eu vou abraçar
E a gente no meio da rua do mundo
No meio da chuva, a girar, que maravilha
A girar, que maravilha
A girar...
Con el corazón encendido y desde el fondo del alma. ¡¡¡Gracias Chicha!!! por hacer posible estos dos sueños, el del Congreso de Perú y el de Brasil. Gracias Norma y a toda tu familia por esos días en Lima. Gracias Sereia por recibirme con todo tu amor. Gracias Clau y Gus por su apoyo de hoy y de siempre. Gracias a todos y cada uno de ustedes, que hacen que mi vida sea un poquito mas maravillosa cada día.
Los quiero. Liliana M Pérez Villar