GMO
Escribió una amiga celìaca desde Miami, contando algunos detalles que me parecieron interesantes debatir. Como toda celìaca, termina siendo especialista en alimentos, cocina y una suerte de detective privado perseguidora del “libre de gluten”. Encontrò una gran diferencia desde su última visita hace una año a su país de origen EEUU, en relación al abordaje de la comida. La celiaquìa es una enfermedad digestiva que daña el intestino delgado y altera la absorción de las vitaminas, minerales y demás nutrientes que contienen los alimentos. Los pacientes con enfermedad celíaca no toleran una proteína llamada gluten, que se encuentra en los cereales (trigo, avena, cebada, centeno) el famoso TACC. Pueden comer sin problemas alimentos frescos (carne, pescado, leche, huevos, verduras, frutas y frutos secos crudos). El síntoma típico es la diarrea. Otros síntomas incluyen distensión abdominal, fatiga, niveles bajos de hemoglobina (anemia) y osteoporosis, dolor en el abdomen o articulaciones, ardor en el pecho, eructos, flatulencias, grasa en heces, indigestión, náusea o vómitos, desnutrición, fatiga o pérdida ósea, calambres, erupción cutánea, intolerancia a la lactosa, picazón o pérdida de peso, crecimiento lento o pubertad tardía. Muchas personas no presentan síntomas. Parece que en esta cuestión de modas en relación a los criterios sobre alimentos, medicinas, vacunas etc., las cosas vienen cambiando a una velocidad desmedida como de costumbre, por unos centavos más en los bolsillos de 4 o 5 especuladores mundiales de turno. Aquellos que por razones de salud estaban habituados a los rótulos de Gluten free, ahora encuentran que son mas difíciles de encontrar que apenas un año atrás. Esto hablaría más del mercado actual de EEUU que de Europa, donde aparentemente habría mayor cuidado y control sobre el tema. También estaría siendo más difícil encontrar productos Fat Free (libres de grasas, descremados) más allá del campo de los lácteos. Resulta que ahora todo es Non GMO, (genetically modified organism) siglas en inglés para identificar los organismos genéticamente modificados. Es decir, aquellos organismos cuyo material genético ha sido alterado con ingeniería genética y, a su vez, son la fuente de los alimentos genéticamente modificados o lo que se conoce como alimentos transgénicos. Muy difícil de separar de Monsanto, principal productora de semillas transgénicas en el mundo y beneficiaria de los primeros permisos de siembra experimental de maíz transgénico. Uno de los grupos que mayor fuerza ha ganado es el Non-GMO Project, que se encarga de rotular con un sello a los productos no modificados genéticamente y así facilitarle al consumidor la selección al comprar sus alimentos. De esta forma, la mercadería expuesta en supermercados luce más tentadora, ilusoriamente más “sana” y hasta más limpia. Bueno, esta simetría, brillantez y tamaño indicarían exactamente todo lo contrario. Más allá del aspecto, les daría una vida mas larga y los protegería contra las plagas. Se han hecho infinidad pruebas. Yo misma he dejando dos choclos (Mazorca de maíz) a campo abierto toda la noche. Uno transgénico. Adivinen què? Uno permaneció entero y plastificado, el otro...buen provecho. Pueden probarlo con manteca y margarina y después me cuentan. Ni las hormigas quieren la margarina, que encima nos la han vendido por más “sana” que la manteca. Aunque no es necesario ser celìaco, puede existir una intolerancia, una sensibilidad no celìaca al gluten (SGNC) que incluye todos los signos, síntomas y señales del síndrome del intestino irritable (SII), antiguamente llamado colon espástico, colon nervioso o colon irritable y suelen confundirse. Los síntomas incluyen dolor, calambres o molestia y distensión abdominal, cambio de hábito de defecación: diarrea y constipación, exceso de gases, incapacidad para evacuar intestinos, indigestión, necesidad urgente de defecar o náusea, ansiedad, depresión, molestia, pérdida de apetito o síntomas aliviados al defecar. Podríamos incluir los grandes engaños de los alimentos “sin azúcar” o “sin agregado de azúcar” para prediabèticos y diabéticos, la enfermedad del siglo que tanto ha crecido en los últimos tiempos y el mito de creer que son mas beneficiosos que los comunes. El contenido total de los carbohidratos puede ser aún peor en los productos marcados como “aptos”, que pueden subir la glucemia inesperadamente. Sin azúcar no significa sin carbohidratos. Por otra parte, los que estèn interesados pueden averiguar sobre el ACIDULANTE (INS 330), el ESP), (INS 4150), el Conservador (Benzoato INS 202) , el Edulcorante (Estiviòsido) y el conocido JMAF (jarabe de maíz alta fructosa). ¡Qué decir de las tramposas sales “marinas refinadas”! Han sido sometidas a un proceso de refinación industrial que pasa por altísimas temperaturas que modifican su estructura y reducen sus contenidos nutricionales. La blanquean e incluyen sustancias para convertirla en un producto “limpio e higiénico” y que se deslice fácilmente por los agujeritos del salero. Otras sustancias resultantes del yodo, el coaluminato de sodio, el fluoruro de bicarbonato sódico, cantidades tóxicas de yoduro de potasio, dextrosa, carbonato cálcico, agentes antiaglutinantes y derivados del aluminio. La consecuencia es un producto que se aleja de la sal natural rica en minerales, que es más destinada a fines industriales que alimentarios. ¿Seguimos? Ahì aparece el Non GMO. Pero hay una cualidad humana que carece de sigla y tiene que ver con el CRITERIO y la PRUDENCIA. Es menos cómoda que meter bolsitas en un changuito de compras, tal vez menos práctica y un poco más trabajosa. VOLVER A LO NATURAL dentro de lo que la manipulación de los intereses económicos y del PODER nos permita. Es verdad que los productos orgánicos son más caros. Pero aún más caros son los remedios y sus efectos secundarios. En la medida de las posibilidades de cada uno, plantar (yo planto en macetas porque no tengo terreno), utilizar filtros de agua (mamà hervía el agua en la costa porque dudaba de su procedencia) lo cual es algo posible a falta de filtros. Si tu poder adquisitivo te lo permite, hoy filtran hasta los metales pesados. Reducir la ingesta de sal y azúcar, aún estando sano, más si tu salud así lo requiere. Siempre ingerimos sal y azúcar en cualquier cosa que compremos, bollería, embutidos, enlatados, delivery de cualquier cosa, helados… No corremos ningún riesgo de estar en baja en ninguno de los dos. Sin ser celìaco, reducir el consumo de harinas refinadas e ingerir mejor integrales y de ser posible, cocinar en casa. Es una cuestión de organización. Dedicarle a nuestra alimentación el tiempo que se merece. En la elección de los productos al hacer las compras, en la plantación, en la manipulación, preparación y cocción. Averiguar con tu responsable en salud si estás en condiciones de hacer ayuno, por ejemplo una vez a la semana, para dejar descansar a tus órganos internos y entrar en otros estados físicos y energéticos. Conectar con los planos más sutiles. Recordar que para celebrar algo con amigos o familiares, no es necesario matarse comiendo. Podemos cuidarnos entre todos. Podemos convertirnos en nuestro propio Non GMO. Aún sabiendo que somos fumigados continuamente, que nuestra comida está siendo envenenada, el agua (merecería un blog aparte) digamos…asesinada, los animales de consumo inyectados y deformados impiadosamente, aún así, podemos hacer mucho. Recuperemos el criterio. Consagremos los alimentos y seamos agradecidos de tener un bocado para llevarlo a la boca. Hay quienes no tienen esa posibilidad. Compartir. Y esperemos a ver qué nos dice la moda el año próximo y qué sigla se crearà esta vez. Desde el alma y con el corazòn. Liliana Marcela Perez Villar. lilianamperezv@gmail.com https://www.facebook.com/Anamcara-Centros-de-Energ%C3%ADa-51043297182/?ref=bookmarks