viernes, 18 de marzo de 2011

JAPÓN: LAS CARAS DEL DOLOR.


Algunos años atrás, Angelina, una amiga a quien no veo desde hace bastante tiempo, me preguntó en medio de una charla entre mujeres: “¿Cuál es el tema que vos creés conocer más?” ¡Jamás se me habría ocurrido pensar en eso! Para mi sorpresa, puse cara de idea y respondí rápidamente y sin titubear: “¡El DOLOR!”. Sin lugar a dudas, era y es lo que más conozco. ¡Pero no lo digo desde la victimización o la vanidad! Lo digo con total humildad. Esa humildad que hace que…” a buen entendedor…” no hace falta palabras! ¡Qué sencillo que es captar el dolor del prójimo, cuando se conoce la experiencia a fondo! Es inútil intentar esconderlo o disfrazarlo de otra cosa. ¡Es como querer meter un elefante en un bazar! ¡Hace tanto ruido…rompe tantas cosas…no hay forma de ocultarlo y que no se vea! Y por el contrario, es tan sencillo descubrir las escenas ficticias de llanto compungido y ofensa fácil, un ego herido…es tan fácil distinguir lágrimas de bronca de lágrimas de pena! EL DOLOR…DUELE. Y quien pasó por la experiencia de profundo DOLOR, las reconoce instantáneamente. Sabe de su sinceridad, de su dignidad, de sus silencios, sabe de los gritos de ese silencio, sabe cómo ahorcan las manos alrededor del cuello, cómo falta el aire y el deseo de respirar, cómo duelen los párpados, cómo se hace lento el andar, inmóvil el cuerpo, los ojos cerrados, el respeto ante el horror. Sabe de los gritos infructuosos de la impotencia frente a la destrucción, el daño, la muerte y la enfermedad… Quien conoce de DOLOR, conoce todos los MIEDOS, todos los ENOJOS, las PENAS, todas las PREOCUPACIONES Y OBSESIONES, y todas las NOSTALGIAS… EL CUERPO DUELE, LOS SENTIDOS REBALSAN, LA SOLEDAD Y LA INTROSPECIÓN NOS PROTEGEN, Y a veces, la locuacidad nos salva de la locura y del abismo más oscuro de todos. EL DOLOR ES COMO LA TOS, no se puede disimular. EL DOLOR CONMUEVE. Los DOLIENTES no necesitan explicaciones de ningún tipo. Una mirada, una mano, un abrazo, es más que suficiente, es archi evidente. UNE. Cuando se conoce al DOLOR, cuando se está en presencia de un doliente, naturalmente se lo cuida, se lo respeta, se lo protege. Cuando esto no sucede…algo anda mal. Lo natural es ultrajado y le gana lo desnaturalizado, lo irracional, lo ilógico. ¡Qué impactante fue contemplar los rostros del DOLOR de un pueblo con memoria y aprendizaje DOLOROSO, ante los episodios vividos estos últimos días! Acostumbrados a ver abusos sobre situaciones límites y desbordantes, como robos a propiedades inundadas, vaciamiento de comercios, peleas por alimento, abusos de poder, patotas amenazantes, sometimientos y provechos que nunca son tales, ataques, masacres…
Disiento absolutamente con las críticas al pueblo japonés, en relación a su FRIALDAD en este momento que le ha sido dado en vivir. Creo que son un ejemplo de SOLIDARIDAD, DESARROLLO ESPIRITUAL, ALTRUÍSMO, RESPETO Y DIGNIDAD. Lejos de la resignación, la CLARA CONDUCTA Y VISIÓN de lo acontecido evitó que las cosas fueran más graves aún. Era conmovedor ver la reverencia ante el diminuto plato de sopa, donde flotaban dos o tres tímidas hojas y el agradecimiento por la modesta frazada, que actuaba de abrigo, cama y hogar, todo al mismo tiempo y sin fecha de vencimiento. Acostumbrados a ver cómo se mueven otros grupos, que aún no han aprendido que el SER ES EN FUNCIÓN DE GRUPO Y VECEVERSA, donde lo lógico y “piola” hubiera sido robar la olla de sopa y salir corriendo o agarrar muchas frazadas y llevárselas matando a quien se cruce en el camino. “ESO” termina siendo EL ESPANTO. Un ESPANTO MÁS ESPANTOSO QUE CUALQUIER TSUNAMI O TERREMOTO. Como en la misma muerte, por cierto un proceso natural, parte misma de la vida, que termina siendo morbosa a veces, como producto de los aconteceres del entorno, que nada tienen que ver con la muerte en sí.


¿Cuándo va a aprender el SER, que hay cosas mucho más importantes que perder que la misma vida? Perder LA DIGINIDAD, por ejemplo.
SOLIDARIDAD, GRATITUD, ORDEN, APRENDIZAJE, EDUCACIÓN, RESPETO, DIGNIDAD, AMOR, CUIDADO, COMPROMISO, GENEROSIDAD…Parecen palabras sacadas de un museo.
Cada uno de nosotros debe comprometerse y ser, con su ejemplo, testimonio de ello en cada acto de su vida. ESO ES AMOR.
Desde el alma y con el corazón (con agujeritos, pero corazón al fin).



Liliana Marcela Pérez Villar.
lilianamperezv@gmail.com
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