domingo, 31 de octubre de 2010

UN BROTE MACHISTA DISFRAZADO DE COMPASIÓN


Durante todos estos días, los argentinos hemos estado atravesando por diferentes sensaciones, emociones, estados de ánimo, disparados por la desaparición física de Néstor Kirchner. Desde profundas tristezas, broncas, desamparos, gritos y llantos, hasta la indiferencia, la ironía, las burlas y las venganzas. Mas allá de las realidades, evidencias, creencias, identificaciones o repulsas, que siempre se ven de acuerdo al color del cristal con el que se miren, cada uno expresó a su medida lo que iba sintiendo. Para los que fuimos adolescentes en los 70, era impensable entrar a la casa de gobierno a cantar un Ave María, frente a la Presidencia de la Nación, sin permiso, aviso o narciso de las autoridades. Es decir, entrar a la casa de gobierno ya era impensable. Cantar podía ser impensable. Puede que haya resultado desprolijo, pero para los que trabajamos con el cuerpo, con las emociones, las expresiones, las conductas, la salud en general, fue muy especial ver la posibilidad de manifestarse libremente de cualquier ser humano, en una situación tan particular como es un funeral. Hasta la marcha peronista, que en lo personal y sin herir susceptibilidades, me tiene algo cansada, puede resultar sorprendente, cuando se convierte en una manera de expresar lo que se siente, ante la imposibilidad de hacerlo de otra forma. Como a veces, llorar está prohibido, poner en palabras un sentimiento puede ser muy difícil, bueno...se canta, se baila, se salta... algo que permita liberar esas tensiones internas, que si no salen...explotan. Soñar con la remota posibilidad de reunir socialmente a los Presidentes de América Latina, nos gusten o no, y acompañar un momento complicado como este... cuando podemos pensar: “¿Qué hace un tipo como Piñera, charlando con Evo Morales, en el medio Rafael Correa, un José Mujica, la fuerte presencia de un Lula y Chávez besando la mano de Cristina?” A medio metro, las Madres y abuelas de Plaza de Mayo sacándose los pañuelos y colocándolos sobre el ataúd, que para el buen gusto de la mayoría y el enfado de algunos, esta vez, se mantuvo cerrado. Que la Presidenta (como quiere ser llamada), haya aceptado de buena gana un par de rosarios que la gente le dio llorando, cuando sabemos que su relación con la Iglesia nunca fue sencilla, también me pareció un gesto valorable. Artistas de todas las disciplinas, profesionales, los desconocidos de siempre...Me consta que muchísimas de las personas que estuvieron presentes, no votaron a los Kirchner, algunos incluso estaban en la vereda de enfrente, pero allí estaban. No por cholulismo, sino porque sentían que allí debían estar. Y aquí es donde se puede cruzar la línea y cometer un grave error, desde una humildísima posición. He recibido mails de amigos que viven en el exterior, argentinos y extranjeros, solidarizándose con nosotros por la pérdida reciente de nuestro Presidente. Más de un medio de comunicación se ha referido a Néstor Kirchner como el Presidente de la Argentina. Esta mañana escuché en la radio, comentarios sobre cómo iba a hacer ahora Cristina, solita, sin su guía, sin su asesor, con dos hijos, para poder gobernar al país. Se hablaba de las probabilidades de que al menos, terminara su mandato guiada por la gente de su entorno.
La idea era que el que gobernaba era Nestor y ella ponía el nombre, algo de lo que se habló mucho en vida, pero que ahora se materializaba. Por lo tanto, nos habíamos convertido en un país acéfalo, democráticamente hablando, un país huérfano. El primer pensamiento que cruzó mi mente fue: “¿Qué dirían si hubiera sido al revés?” Si el presidente en función hubiera sido él y ella la consorte. ¿Quién diría “pobrecito, ahora quién le va a decir lo que tiene que hacer”? Seguramente los comentarios serían:”Es un hombre fuerte, va a salir adelante sin dificultad” “Lo que no te mata, te fortalece”.
¿Estaremos los argentinos padeciendo de un brote machista exagerado, dibujado de compasión?
No nos confundamos por favor. La “Presidenta” de la Nación está viva y goza de perfecta salud. Está triste, sufriendo, despidiéndose de su compañero de toda la vida. Pero el país no está huérfano. Lo está solamente para aquellos que sintieron su partida desde los afectos, pero no desde la función. Parece que hay que recordar que él era su marido y Ex Presidente. Me gustaría vivir en un mundo donde las mujeres no tengamos que hacer el doble de esfuerzo que el varón, para ser medianamente valoradas, respetadas y reconocidas. Adhiero y me solidarizo con ella como mujer, como alguien que sufre ante la partida de su compañero, me solidarizo con ella como madre y acompaño su dolor, como lo haría con cualquier otra mujer en su situación. Pero de ninguna manera puedo solidarizarme ante la presunción de que no podrá seguir si no está “el hombre” al lado, porque estaría fortaleciendo una imago socio-política-cultural de género que, a esta altura, es vergonzante. Apoyar desde la compasión sincera y los afectos, no desde la descalificación dibujada de otra cosa, simplemente para manipular y sacar provecho de una situación. Estemos o no con esa línea de pensamiento. De lo contrario, que el último...apague la luz.
Desde el alma y con el corazón.
Liliana Marcela Pérez Villar.