viernes, 27 de junio de 2008

"Hasta que la muerte nos separe".

Recuerdo que desde chica, estas palabras helaban mi sangre en cada casamiento por Iglesia.
Ya a temprana edad, no podía comprender. ¿Por qué en medio de tanta pompa, tanto festejo,
tanto vestido, flores, autos importantes, etc. teníamos que hablar de la muerte? ¿Acaso no estábamos de festejo? ¿O no era motivo suficiente el celebrar la unión en el Amor entre dos seres? ¿Podemos hacer una gran fiesta con amigos y familiares participando de nuestra unión sin ley mediante? ¿Para ponerme un vestido de novia ,tengo que casarme en el registro civil ¿Puedo pedir la bendición de esa alianza a algún representante de mis creencias sin haber firmado legalmente?
Esto ya comenzó con Adán y Eva y como ustedes saben, los echaron del “paraíso”.
Cuando veo hoy programas como CSI, Law and Order, Criminal Minds…con su
Abrumadora tele audiencia termino de redondear la idea.
Una frase que, leída linealmente, se convierte en textual.
Una lectura “psicótica” que lleva a concluir que a veces, esa es la única vía de escape...
Esta necesidad de “legalizar al AMOR”. Pero sobre todo “hasta que la muerte nos separe”.
O sea que si soy creyente, una persona de Fe, religiosa, si me enamoro y me caso… ¿Debo
“aguantar lo que sea”? ¿Tengo que aguantar malos tratos, golpes, tríos, cuartetos o una sinfónica
Completa porque aún la muerte no nos separó? ¿Debo quedarme condenado a muerte para pagar por la equivocación? “Lo hubieras pensado antes”
“Es que antes, cuando me casé, tenía 18, 22 años y sólo hice lo que se esperaba de mi a esa edad”“o a los 30, 40, "es que me equivoqué, creí que era amor y no era”. “Me pareció que era distinto/a”.
“Es como estar casado con alguien que no conozco” Ah, ahora ya es tarde, hasta que la muerte los separe…
Y cómo unir ésto a la Inmortalidad de las almas? A vivir con un sentido de trascendencia…
¿Puede Dios condenar a un ser hasta la muerte porque se equivocó? Esa no es la idea que tengo de él.
Es Dios un viejo barbudo que se dedica a criticar a la gente y condenarla porque hizo algo mal, o tomó un camino equivocado? ¿De qué Dios estamos hablando? Ese no es mi Dios.
O sea que, hoy por hoy, el matrimonio termina siendo una especie de contrato, un acto “casi”
mal intencionado. Donde nos aseguramos a otro. Pero ese seguro se nos vuelve en contra.
Por supuesto que siempre hay excepciones, que ayudan a confirmar la regla.
Pero si sentimos AMOR, ¿Cuál es la necesidad de legitimarlo a través de la ley?
¿Cómo sostener una decisión tomada a los 20 años por toda una vida?
Parte de mi aún añora el no haber sido una especie de Laura Ingalls. La casita en la
Pradera, el delantal y la cofia en la cocina…A Charles corriendo para llegar a casa y abrazar
a Caroline y a las “pequeñas niñas”, jajaja!
Pero, pregunto… ¿Qué tiene que ver ésto con la ley?
Si, si, ya sé que ustedes son la excepción y que son muy felices en sus matrimonios y nunca se plantearon estas cosas ni remotamente.
Esto se refiere a esos pocos mortales, que hemos decidido hacerlo y no nos fue tan bien como a ustedes.
Me consta, que cuando queremos supuestamente “proteger a los hijos, al grupo familiar” y lo hacemos a través del matrimonio y/o las leyes, suele ser contraproducente.
¿Dónde fueron a parar esos magníficos ejemplos como Jesús y Magdalena?, ¿José y María?, ¿Qué hay del Quijote y Dulcinea?, ¿Meryl Streep y Robert Redford en "África de ellos"?, ¿El Pato Donald y Daisy? ¿Batman y Robin?
El amar a quien se ama es el acto de mayor libertad que existe. Nada es más libre que el AMOR.
No necesita de una condena con pena de muerte si no “cumplimos”. El elegirnos cada día, el quedarnos porque nos amamos y no porque estamos presos, es un acto de absoluto ejercicio
de la libertad. Claro que creo en el AMOR por sobre todas las cosas y la necesidad de celebrar la unión. Compartirlo con los seres que amamos.
Y si es AMOR con Mayúsculas, y no hablo de romance, el compromiso del matrimonio…es una opción maravillosa y totalmente válida. Pero que sea para que la vida nos una y no para que la muerte nos separe.
El AMOR es algo que llega de otro nivel de existencia, algo que hace al mundo mover. El matrimonio es otra cosa, que puede acompañar a ese amor o no. El romance es otra. Puede ser parte de ese amor, pero no se sostiene por sí mismo, separado de él.
A veces…coinciden. ¡Qué bueno!
Pero vale la pena preguntarse "¿Para qué me quiero casar?" "¿Qué vamos a hacer si llegan los hijos en un tiempo?" "¿Vamos a jugar la guerra de los Roses por nuestras supuestas posesiones?" "¿Vamos a destrozar a esos hijos producto de “este amor”en tribunales?"... Y animarse a oír la respuesta.
ESE ES EL VERDADERO COMPROMISO. EL DÍA DESPUÉS. El CUSTODIAR ESE AMOR aunque la vida nos separe físicamente. NO DAÑAR EL RECUERDO DE ESE AMOR, CUANDO ESOS SERES SE JUNTARON. HACERSE CARGO.
El matrixmonio: mátrix: “enfrentar su propia Sombra y cambiar” y encima ponerle un “moño”.
Si es por Amor…felicidades…pero para que la vida nos una…no hasta que la muerte nos separe.
Desde el alma. Liliana M. Pérez Villar.