LA GUERRA INVISIBLE.
Aún recuerdo en el año 82, llevando a mis padres al Aeropuerto de Ezeiza con mi pareja. Ellos viajaban a Europa por primera vez. Eso ya significaba una fiesta familiar, porque bien merecido se lo tenían, luego de una larga vida de trabajo intenso y de haberla remado contra viento y marea. Ambos hijos de inmigrantes Españoles. Conocían de todos los esfuerzos y temores que habían heredado de sus ancestros, muchos de ellos escapando de la guerra (con perdón de la palabra). Y ya mayores, aunque muy guapos los dos, empezaban a darse algunos gustos luego de haber criado a sus tres hijas, todas adultas en ese momento. Repasábamos documentos en el auto, riéndonos de lo que seguramente se habrían olvidado de poner en el equipaje, tratando de disimular bolsillos invisibles y escondites secretos para preservar sus ahorros destinados al viaje. De repente, de la nada, justo delante nuestro, camiones y camiones repletos de bebés disfrazados de soldados, eran trasladados al Pistarini, con destino a Las Malvinas. Quedamos congelados. Era verdad, aquellas alcohólicas palabras de la plaza, se convertían en realidad. A mis juveniles 25 años, les resultaban imposibles de asimilar. Ya habíamos perdido toda una generación de jóvenes en los 70 y ahora íbamos por los 80. Qué razón tenía el pionero Arnaldo Rascovsky cuando se aventuró a abordar el tema del filicidio, en una sociedad que obviamente, no estaba preparada para escucharlo y mucho menos, para hacerse cargo. "El asesinato de los hijos está en el origen de nuestras culturas"…"El padre envidia la relación de la madre con el hijo"… “la historia de Cronos devorando a sus hijos a medida que iban naciendo”, tan bien retratada por Goya. . Así de temprano es el comienzo de la agresión y la lucha contra los pequeños. Es la génesis del poder, la génesis del filicidio. Aunque en realidad, a algunos personajes, todo esto les queda muy grande y se resuelve sencillamente, dándonos cuenta que es un “Reverendo P…” o un “Reverendo H d P”, y con eso…tengo bastante (como diría Rafael de León). Cuestión que toda la alegría previa se vistió de luto en un santiamén. Como los camiones eran abiertos, sí…como los que cargan el ganado pero con toldo, los “pibes” veían abiertamente a los que viajábamos detrás de ellos. Iban cantando cosas alusivas a la Argentina y a Malvinas. ¡18 añossssssss! Cargaban banderas celestes y blancas con una clara referencia arbitraria hacia el “enemigo”. Sus caritas nos obligaron a vivarlos, aún en desacuerdo. ¿Qué íbamos a hacer? Hubiera querido bajarlos a todos de los camiones y esconderlos, no se…rescatarlos…evitar que se los llevaran…explicarles…pedirles perdón… Nada de eso era posible. Serían los futuros héroes que “defendieron la PATRIA cuando el clarín sonó”, los futuros “veteranos olvidados”. Jamás habían visto un rifle, un fusil! Nuestros chicos iban a enfrentarse con ejércitos poderosos, con los Gurkas y hacía poco habían largado la mamadera. Para entonces, acá se hacía la “colimba” (corre-limpia-barre), el servicio militar, la Conscripción. Valga la aclaración para los jóvenes que lamentablemente, gracias al chivo expiatorio del soldado Carrasco, y afortunadamente para ellos, ya no se hace en la Argentina. Y la edad de inicio eran los 20 años, en un principio y luego se bajó a los 18, para no interrumpir los estudios supuestamente. Con la excepción de mi amigo Florencio, músico y sonidista, que para poder finalizar su carrera de medicina, pidió la “prórroga” que por supuesto, culminó coincidentemente en el año 82. Imagínense, conscripto y MÉDICO! Lo agarraron de las pestañas y lo metieron en un Hércules, teniendo que dejar de un día para el otro, a su mujer embarazada y con su primer bebé de un año. Hoy, cuando sabemos que los suicidios post-guerra superan a los caídos en acción, se nos eriza la piel. Cuando escuchamos que el “enemigo” estaba en las propias trincheras. No quiero entrar en detalles que todos conocemos. ¿Cuánto más hay que perder? ¿Cuánto más hay que matar, herir, secuestrar, torturar, robar? EL HOMBRE SIGUE SIENDO UN LOBO PARA EL HOMBRE. Y NO APRENDE. QUIERE ARREGLARLO TODO A LAS TROMPADAS, A LOS BOMBAZOS. QUIERE SOMETER Y SER EL PODEROSO. MANDAR, POSEER, DAR ÓRDENES. SER SUPERIOR.
Para aquel entonces, quien escribe, aún capacitaba personal jerárquico en las empresas como profesora de inglés. Ese día, todos reunidos en la Plaza, cebados por las palabras del Gral. Galtieri y sobre Av. De Mayo, justo donde me encontraba dando clase, estallaba la locura colectiva. Era un estudio jurídico con un cartel de bronce en la puerta, donde se leía claramente el nombre Irlandés, pero que para quienes no lo sabían, sonaba a Inglés. Junto a todos los abogados nos vimos forzados a refugiarnos en un baño con las puertas cerradas, ya que por las ventanas que daban a la calle, entraban bombas de humo que nos tiraban desde la calle, en repudio a lo que representábamos justo ese día. Llevamos un televisor, donde Betty Elizalde insistía en el aire, que “el orden se había restituido por completo en el centro porteño”. Tuvimos que huir a través de la cocina de un restaurante chino, que se comunicaba por el fondo del edificio y correr hasta el garaje a una cuadra, lo más rápido posible, hasta alcanzar la camioneta Bronco negra que nos sacaría de la zona, chocando la barrera cerrada de la playa de estacionamiento. Mientras tanto, autos y tachos de basura eran incendiados en la avenida de Mayo, para combatir el efecto de los gases lacrimógenos, entre balas de goma y la euforia incontrolada que echaba fuego a la famosa frase: “Si quieren venir, que vengan”, “Que traigan al Principito (Benjamín Menendez)”, “Les daremos batalla”. Y uno se preguntaba:- ¿A quién les daremos batalla? ¿Vamos a entrar en guerra con Inglaterra? O sea…EEUU también? Porque este no era el Principito de Antoine de Saint-Exupéry, era Harry, el príncipe de Gales! Charly escribía “No bombardeen Buenos Aires y los porteños se tranquilizaban pensando que estaban muy lejos del Sur!!!! Escuchábamos radio Colonia Uruguaya), que era la única forma de enterarnos en parte, lo que ocurría en nuestro propio país. Nos manipulaban con comunicados, eternos comunicados, que terminaron como siempre, convirtiéndose en chiste, gracias a la viveza porteña. Y la insoportable voz de JOSÉ GOMEZ FUENTES “Comunicaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaado Nº…” Las familias panicaban con la idea de tener que enviar a un hijo, hermano, novio, marido…a una guerra, o peor aún, hacerlo desertor., algo de lo que nunca se habló en esta guerra, que como todas las guerras, no tenía ningún sentido.
Cuando hoy, 31 años más tarde leemos: "Gran Bretaña aprueba planes para aumentar la presencia militar en Malvinas"; "Si hay alguna provocación en contra de Corea del Sur y su pueblo, debe haber una respuesta firme en combate inicial sin ningún tipo de consideraciones políticas"; "El caldero de Medio Oriente" y tanto más...Me pregunto si se habrá aprendido algo. La manipulación psicópata de los británicos para engatusar con información histórica distorsionada a todo aquel que les quiera creer, apabulla. La verdad es que poco me importa ya cuando hablamos de guerras, quién tiene o deja de tener razón. Simplemente, NO QUIERO MÁS GUERRAS. VENGAN DE DONDE VENGAN. NO QUIERO VER MÁS CHICOS VOLANDO POR EL AIRE. SEAN DEL BANDO QUE SEA. Y RESPONSABILIZAR A TODO EL PLANETA, DE CUALQUIER CONFRONTACIÓN BÉLICA EN CUALQUIER LUGAR, BAJO CUALQUIER BANDERA, RELIGIÓN O CREENCIA, POR EL SÓLO HECHO DE PERMITIR QUE SUCEDA. EL NO TOMAR PARTE ES UNA MANERA DE TOMAR PARTE.
QUIEN LO PERMITE Y NO INTERVIENE ES CÓMPLICE Y PARTE.
BASTA DE GUERRAS- BASTA DE VIOLENCIA- BASTA DE HAMBRE- BASTA DE INDIFERENCIA- BASTA DE DISCRIMINACIÓN- BASTA DE “NO TE METAS”- POR FAVOR.
“Todo está guardado en la memoria, sueño de la vida y de la historia.
La memoria despierta para herir a los pueblos dormidos
que no la dejan vivir, libre como el viento.
Dos mil comerían por un año con lo que cuesta un minuto militar
Cuántos dejarían de ser esclavos por el precio de una bomba al mar.
La memoria estalla hasta vencer a los pueblos que la aplastan
y que no la dejan ser libre como el viento.
La memoria apunta hasta matar a los pueblos que la callan
y no la dejan volar libre como el viento.
León Gieco.
Desde el alma y con el corazón.
Liliana Marcela Pérez Villar
lilianamperezv@gmail.com
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