miércoles, 8 de marzo de 2017

De una mujer...

¿Dónde está tu beso, Hombre? ¿Dónde el abrazo, la caricia que enamora, el aliento compartido? ¿Dónde quedaron tus hombros, tu pelo en pecho, tu cobijo, tu empuje y tu freno? ¿Cuándo se perdió tu instinto y se mezcló con el de ella, para parecerse más y más y tanto más hasta esfumarse en igualdades? ¿Qué fue de tu cortejo amante y pretendiente, tierno, apasionado, caluroso? ¿De la espera del milagro, de la entrega prodigiosa, de tu custodia de especie? ¿Qué destino fugó a tu estrella para que ya no levantaras la vista al Cielo? ¿Extraviaste el sendero del AMOR? Sólo queda el desvío. ¡Carteles luminosos te indican el error, la curva sinuosa, un alerta al rojo vivo! Y la bufanda de la inercia te arrastra por el hondo bajo fondo donde el barro se subleva. Barro tal vez...Ella escapa de si misma tras tu estrella, porque qué sabe de estrellas en las noches apagadas! Busca en vano tu esencia, y aunque sólo está la ausencia, es tu forma de estar, la de no estar en ella. Abriste tanto las manos por dejar de sujetar, que el viento te hizo volar sin calcular distancias. Y lejos, lejos te fuiste, por el país del despiste, despistado y a despistar. Perdido, incomprendido, incapaz de comprender y de poder trascender los daños de lo ocurrido. Y así quedaste, escondido, escondido de esconder, tu virtud, tu AMOR, tu SER y tus genuinos sentires. Pasaste inadvertido por el horror de la guerra, por la tortuosa miseria del prójimo y de vos mismo, para dar con un abismo que te rescate o te hunda. Pero nunca, nunca, nunca, dando un paso hacia el vacío, que te coloque en testigo de redención o de ofensa. Y cada vez que estás cerca, aparece tu villano, que te toma de la mano y decididamente...te aleja. Para no comprometerte, para olvidar la franqueza, para olvidar la nobleza de ser fiel y enamorarte. De Dios, de Juana, de Antonio, de un duende, de tu IDEAL. Pero ni bien encarás, a correr te echás volando, seguro para otro lado, para poder escapar. Y así te vas y te vas, siempre te vas espantando, amores y por menores, cuando te van a tocar. Es tanto lo que cuidás tu corazón camuflado, que lo tenés destrozado de tanto manipular. ¿Cuándo lo vas a entregar? El Cielo te está esperando en nombre de la Humanidad. ¡Quiero tu beso sincero, que me venga a despertar! ¡Somos tantos los que AMAMOS...no te nos hagas desear! ¡No te adaptes a lo absurdo! ¡No sigas al vendaval! ¡No te duermas sin sentido! ¡No te conformes quietito en tu humana comodidad! ¡Acercate despacito, abrazame y despertá! Desde el alma y con el corazón. Liliana Marcela Pérz Villar. lilianamperezv@gmail.com