NAVIDAD, SINCERIDAD, PAZ Y AMOR.
Y aquí estamos nuevamente, a días apenas de la Noche Buena, Navidad, y llegando a la culminación de otro año, que como toda culminación, tendrá un nuevo inicio. Un inicio que será solamente, la continuación de lo anterior. Siiiiiiii, a pesar de contar con los medios de comunicación y los pesos culturales con los que se ha crecido, el 1 de Enero es el día que sigue al 31 de Diciembre! Aunque a veces se presente como el fin del mundo!
Hemos hablado tantas veces sobre esta época del año, en seminarios, en clases, en el blog…que mas que una reseña histórica o un razonamiento, una elaboración en común, se me ocurre dar con esa postura imprescindible y tan en falta en la humanidad de hoy. Pero en realidad, todos los días es Navidad, Año Nuevo, Yom Kippur, Rahmadan, hoy, acá, ahora. Lo que sucede es que culturalmente, estamos bombardeados en estas fechas, por movilizaciones masivas que nos llenan de ruido como si fuera carnaval.
En nuestro estilo de vida occidental y en un país como la Argentina, país de Madera, hepático, bilioso, socio-cultural- económica-histórica y deportivamente hablando,(para los que vienen a los seminarios), como los últimos episodios de estos días, que parecen sacados de una película de ciencia ficción lo han demostrado, se hace difícil dar con la virtud en el día a día. Difícil dar con una sonrisa de quien está enroscado con malos humores, malos amores, con quien está tan desconectado de lo que siente y que siempre pone la pelota en el baldío de al lado y no se hace cargo de lo que pasa en su corazón. La papa caliente, “me quema tanto si la sostengo que se la tiro al primero que encuentro” y “si no encuentro a nadie, que explote como granada en cualquier sitio”. “Alguien o algo “afuera” deberá hacerse cargo de lo que siento, porque yo…ni pienso”. “No puedo, no quiero o no sé hacerlo”. Así es como aparece la “ofensa”, el “enojo”, y la “venganza”, una buena manera de asegurarse que “no me digan nada, no se metan conmigo, que cambien los demás, el mundo entero, pero shoooooo…nunca”. “Ya van a ver lo que les va a pasar, les voy a enseñar a que no se metan conmigo”. Bueno, primero, si vos pudieras meterte con vos mismo, revisar tus formas, tus inseguridades, tus frustraciones, tus debilidades, pero no para criticarte, sino para modificarlas, aceptarlas, darles una resolución, no tendrías ningún deseo de herir, defenderte, insultar, violentarte, agredir o aprovecharte de las debilidades ajenas. Date cuenta que decir las cosas con una sonrisa, o en un tono suave, no disimula la agresión. Eso es manipular, es ironía, sarcasmo…
¿Cómo se puede plantear una Navidad, Noche Buena, Reyes o cualquier celebración, si partimos de ahí? Cuando no se trabaja sobre las broncas, se actúan y los únicos que no se dan cuenta son los enojados. Se generan climas densos, con caras, gestos, mala onda, comentarios, actitudes que se reflejan en mal-estar. Mucho peor aún, cuando la negación de lo que se siente es tal, que se pone la vida entera al servicio de disimularlo, con buenos modales, educación, sonrisas, sumisión, y con toda delicadeza y se culpa a los demás. ¡Con lo fácil que es decir: “Siento esto o aquello”. Cuando nuestro pensar, sentir y hacer no están en sintonía, aparecen los malos entendidos, las recriminaciones, las inculpaciones, las ofensas. “Siento esto, pero aguanto y creo que no se va a notar”. Pero se nota, pesa, oscurece. Falta autenticidad. Es como hacerle el amor a alguien para complacerlo… porque es buena persona y no queremos lastimar diciendo que no.
¡Qué difícil se vuelve disfrutar, amar, entregarse, desde ese lugar! Se convierte en “interferencias” a veces sutiles, otras muy burdas.
¿Qué tal si este año, en lugar de preocuparnos tanto por la pavita rellena, el peceto mechado o la comida vegetariana, macrobiótica u ovo lácteo vegetariana, nos ocupamos de otro tipo de alimento? Qué tal si dejamos de buscar la falta en los demás, la aprobación ajena y por una vez, nos ocupamos de cambiar nosotros? No busquemos complicidad en relación a nuestras dificultades! Dejemos de analizar, de buscar excusas para justificar lo que nos pasa! Somos responsables de lo que elegimos sentir, pensar y hacer. También se puede empezar de afuera hacia adentro. Abandonar esa costumbre de tomarnos todo personalmente, de estar detrás del error ajeno. Si vamos a esperar cambiar, cuando nuestro inconsciente se haga conciente, cuando se complete el proceso de decantación de lo vivido, y qué se yo cuántas cosas más, el cambio no va a llegar nunca. ¿Cuánto tiempo más? ¿Habrá llegado la hora de hacer algo distinto? ¿Cuántas mas justificaciones?
La propuesta para que la bola empiece a girar, desde esta idea sanadora es:
Cuanto más escapes de tus miedos e inseguridades, mas te van a perseguir.¿Sos sincero? ¿Sos honesto? No quiero decir si sos ladrón de bancos o asesino serial. ¿Cómo vas en sin ser y dar? La sinceridad es un muy buen comienzo. Y no hay que ir a ninguna universidad para practicarla. –“¿Y cómo hago para ser sincero si toda la vida…mi mamá…mi papá…la maestra…?”. Bueno, es muy simple. La mejor manera de ser sincero es…ser sincero.
Nada para analizar, para interpretar, para justificar. Cuando sos sincero, tus vínculos con vos mismo, con el entorno y con la Creación, se hacen sinceros. Empezás a HACERLE EL AMOR A LA VIDA TODO EL TIEMPO. YA NO SE “FINGEN ORGASMOS” con la vida. No complacés a nadie por temor, buscando aprobación, reconocimiento. Te convertís en una persona afectiva y emocionalmente confiable.
Cuando aparece una falla y se nos hace evidente, no perdamos la chance de trabajarla. Negarla, es perder una muy valiosa oportunidad.
Hacelo por vos, por la gente con la que vivís, por ampliar la bolsa humanidad donde van a parar esos pensamientos negativos, esas emociones turbias, ese hacer poco pulcro.
Sacate importancia, no cargues la ofensa por el mundo, el portazo, la venganza. Eso sólo te va a servir para colocarte en el rol de víctima y pretender “hacer sentir culpables a los demás”.
Sé sincero desde el principio. Si no lo sos, vas a tener que sostener una vida de mentiras para tapar la primera. O, vas a tener que bajarte en algún momento, con el coletazo de la bajada.
Reproducimos los vínculos primarios en relaciones y situaciones que la vida nos presenta y no podemos discriminar una vivencia de otra, pasado de presente, persona de personaje.
Nadie puede ver afuera, lo que no tiene adentro.
Amigate. Sincerate. Bajate del EGO. Sacá los ojitos afuera y mirate un poco. Y atrevete a cambiar, no apuestes a que cambien los otros.
Para que la pavita te salga rica, para que estas fiestas no sean una carga, para no tener que aguantar hasta que lleguen las 12 para salir corriendo, SINCERIDAD, SOLIDARIDAD, AUTENTICIDAD, COMUNICACIÓN, RESPETO Y (acá viene la parte en que me cargan ustedes) AMAR, AMAR, AMAR Y SÓLO AMAR. METELE ONDA, METETE CON TUS ENOJOS AHORA Y TAL VEZ, LLEGUES EN PAZ PARA ENTONCES, COMO VEHÍCULO DE AMOR Y NO DE BRONCAS. SINCERIDAD.
Desde el alma y con el corazón.
Liliana Marcela Pérez Villar.
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