TARDE INOLVIDABLE DE GOSPELS EN SANTIAGO
Esa tarde en Santiago, el tiempo pasó volando, entre el Seminario Menor (con una acogida de tibia para congelada) algo para comer, una vueltita por la ciudad (donde me compré unos zapatos espantosos de goma, esos de agujeritos y dos números más grandes) y el Palacio de los Reyes Católicos. Pero a eso de las 6 decidí volver para el casco histórico. No había un motivo. El Seminario quedaba lejos y estaba rendida. De pronto, a lo lejos, escucho unos Gospels increíbles. Obviamente que huí hacia allá, guiada cual Ulises por el canto de las sirenas. Y aquí está el motivo de dos de las horas más felices, conmovedoras y emocionantes de toda mi vida. Era un grupo negro de Bahamas, sentados en la vereda de un bar, a dos cuadras de la Catedral. Ese es todo el centro de Santiago. Cantaban como Dioses del Olimpo! Era una gloria! Quienes me conocen saben que amo el Gospel y siempre que andan por Buenos Aires los voy a ver y saben que los he cantado mucho. Siempre me han dicho que tengo la voz justa para interpretarlos. Todo Santiago estaba ahí. La gente cantaba y bailaba en medio de la calle y ellos, calmos, serenos, como mucho…se tomaban una cerveza o una copa de vino y seguían cantando sin parar. Reían, brindaban y trataban de satisfacer los pedidos de algunos pocos de nosotros que le sugeríamos o recordábamos alguno. No permitían que nadie fumara porque les hacía mal a la garganta. “If you smoke, we cannot sing, man”. Eran un grupo profesional que estaba de gira. Tenían una presentación en Santiago.
ME ENAMORÓ PERDIDAMENTE LA VOZ DE UNO DE ELLOS, SOBRE TODO (el del gorrito azul en las fotos). Pero parece ser que a él también, le enamoró la mía. Les aclaro que estaba parada en la calle como todos, cantando y bailando como todos, haciendo lo mismo que todos. Les pregunté si cantaban “Nobody knows”. Lo hicieron y mientras cantaban, él, cuyo nombre nunca supe ni sabré seguramente, me clavó la mirada con una fuerza, con la que NUNCA NADIE ME MIRÓ Y ME HAN MIRADO MUCHAS VECES!!! Empezó a cantarme a mí, “YOU ARE NOT ALONE”, “NOBODY KNOWS BUT JESUS” “SAY GLORY…hallelujah”. Me hizo un gesto con su mano, invitándome a cantar con él. ¡Imagínense el susto que se pegó la vaca! Los que conocen mis caras…se las pueden imaginar. Casi me muero. El cuerpo me temblaba y estaba tan emocionada que no podía cantar. Se me secó la garganta, porque todos mis fluídos caían de los ojos. Se creó un clima indescriptible. La gente lagrimeaba conmovida. Una de ellas me tomó la mano y dijo: “Share your voice with us, dear!” Sing for us, please!” El hizo bajar las voces al grupo, que siguió cantando como un colchón de fondo y me dejó que juntara coraje y (RESPIRÁAAAAAAA! Dirían mis hijos) RESPIRÉ Y CANTÉ! Al principio sólo con un hilo de voz, que más se parecía a un gemido de pena y luego, poco a poco, fue tomando cuerpo y voló. Ahí estaba mi alma, cantando solita pal pueblo de Santiago y peregrinos, con un bruto coro de Gospels de fondo y él contándonos la letra con su increíble bajo. Aprendí a llorar, gozar y cantar al mismo tiempo. ¡Era una sensación única! ¡Como cantar con los ángeles y tocar el Cielo con las manos! Cuando íbamos llegando al final, unos peregrinos del camino, (dos ingleses Bill and Gerry y dos españoles, Florinda y su marido), me reconocieron a la distancia, pero sin saber lo que estaba sucediendo, me llamaron como hacían siempre, cantando “DON’T CRY FOR ME ARGENTINA” todos juntos y a los gritos, en lugar de decir mi nombre. Ahí, el grupo se dio cuenta que era de Argentina y me balbuceaban “Evita”, invitándome otra vez a que la cantara. Nunca nadie habló una sola palabra. Eran sólo gestos y música. Terminé cantando la ópera Evita, con todos los Gospels a full, llorando como una marrana y tomando cerveza!!!!!!. Ellos en un segundo, armaron un fondo entre todos y Él me hacía el bajo o me hablaba sobre la línea melódica. Si existiera una palabra que pudiera expresar la emoción devocional mística que vibré esa tarde, se las diría. Tal vez… EXTASIS…y con toda humildad, he cantado bastante en mi vida, hasta en el Colón! Jamás sentí algo igual. Comprendí que el Gospel no es una canción, sino una oración. Una oración llena de AMOR, que te eleva hacia otras latitudes. Será una de esas sensaciones para recordar toda la vida!!! Sólo puedo decir GRACIAS. Sé que mis amigos músicos van a comprender fácilmente. Los que no los son CONFÍEN en mis palabras. Fue absolutamente Overwhelming!!!!! Aunque no lo crean, en un momento de distracción de ellos, me “esfumé” literalmente. Desaparecí. No pude ni despedirme. Estaba tan sobrepasada de sensaciones, que me superaban. Simplemente les llevé mis manos al corazón y les envié un beso de lejos con las manos abiertas. Se dieron cuenta, porque quedaron mirándome y respondieron también con el mismo gesto.
Estuve cuatro noches en Santiago, yendo y viniendo, pero durmiendo siempre allí. Todos los días, alguien me paraba y me recordaba haber estado ese día.
Seguimos mañana con A Coruña.
Desde el alma y con el corazón
Liliana Marcela Pérez Villar
lilianamperezv@gmail.com
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