viernes, 30 de mayo de 2014

Vistadome. Aguas Calientes y M P

Salimos de Cusco hacia Aguas Calientes, en un horario muy discreto. Todos parten antes del amanecer y nos pareció innecesario. Tomamos el segundo horario y estuvimos atinadas. Hay dos compañías de trenes que hacen este recorrido: PerùRail e IncaRail. Desde Buenos Aires reservamos los pasajes en el primero. Recuerden hacerlo con mucho tiempo de anticipación. Hay distintos tipos de servicios, que van desde “accesibles” hasta “absolutamente inalcanzables”: Vistadome; Expedition; Belmond Hiram Bingham; y Andean Explorer, con y sin almuerzo.
El nuestro era Vistadome, y vale la pena hacerlo de día. El tren está completamente rodeado de vidrio, grandes ventanales laterales transparentes con enormes claraboyas que se devoran el cielo. Esto permite deslizarse por el paisaje como por arte de magia. De verdad que el contacto con la naturaleza, vidrios por medio, es maravilloso. El tema es que el viaje nocturno, por el cambio de temperatura entre el interior y el exterior, empaña los vidrios, sumado a las luces del tren, se pierde por completo la vista de la selva tropical andina.
El Vistadome tiene 3 salidas hacia Machu Picchu: Cusco (Poroy), Valle Sagrado (Ollantaytambo) y Valle Sagrado (Urubamba). En la época en que viajamos hay un servicio que se conoce como Dual, que combina bus y tren: Bus hasta Poroy y tren desde ahì hasta M P. Afortunadamente, las experiencias vividas en viajes anteriores encendieron las luces del alerta vibrante y la noche anterior llamamos a PerùRail, para confirmar reservas (que ya estaban saldadas por tarjeta de crédito desde hacía un mes). Ahí nos enteramos que ese dìa habìa cambiado el servicio Dual y que nuestro tren salía desde una estación anterior Wanchaq. Ok. Gracias por la información. Taxi desde el hotel hasta Wanchaq a nuestro cargo, por supuesto. Luego nos enteramos que varios pasajeros habían ido directamente a Poroy y desde ahí, corriendo como pudieron para no perder el servicio desde la otra estación. No hay manera de llegar si pierden el tren. No se consiguen pasajes. En un viaje anterior no logré ir a M P de ninguna manera, por no haber reservado con tiempo. Moraleja: Alerta total y precauciones miles. Recibimos un mail dos días después, donde nos avisaban que el servicio Dual “cambiaría” tal fecha (dos días antes).
Eso si, con todos los detalles. Fuera de esto, el viaje es altamente recomendable e impecable. Bello. Varias anécdotas de los encuentros con distintas personas en el tren. Pero sería muy largo. Las pasamos por alto. Aguas Calientes, debe su nombre a la presencia de aguas termales, situadas a 800 metros del pueblo, a las que se les atribuyen propiedades medicinales. Un lugar muy pintoresco. Nos encontró otra vez con un amontonamiento de vendedores por todos lados, viajantes de varias nacionalidades y agotados caminantes que regresaban del Camino Inca.
Es como un gran bazar al aire libre, entre montañas que se elevan como paredes verdes por más de 400 metros. El pueblo tiene una infraestructura turística y hotelera a todo nivel, desde lo más simple y precario hasta hoteles sumamente exclusivos. Vale la pena estirarse un poquito y alojarse en un buen hotel. Pero hay que buscar muy bien, ya que literalmente “Cuesta un Perú”.
Habitualmente funciona como base de operaciones de los viajeros que llegan a Machu Picchu o parten y quieren descansar, bañarse o volver a la ciudadela más de una vez. Suelen pasar una sola noche y volver a Cusco. En nuestro caso, dormimos dos noches, lo que nos permitió movernos con tranquilidad, tomarnos unos mates en la plaza y ESTAR simplemente, sin correr. Una poderosa música de fondo acompaña la permanencia en A C: el rugido del río Urubamba que corre a pasos de las vías.
Es de buen caudal y en él desembocan arroyos que corren por dentro del pueblo. Hemos vivido una de las experiencias meditativas más fuertes de la que tenga registro, sentadas en estado hipnótico contemplando sus aguas y encantadas por su sonido incomparable. Para quienes me conocen íntimamente, cuenta la leyenda, que un par de avispas se instalaron en mi cabeza y espalda, sin que (afortunadìsimamente) me enterara siquiera. Por la mañana, sin ningún apuro y luego de desayunar con unas colegas del Congreso de Nasca a quienes no reconocí pero me identificaron por un bolsito, marchamos hacia la Ciudad Perdida. Unas dos mil personas la visitan cada día, a pie por el Camino Inca o desde la base de Aguas Calientes, en bus, por la ruta Hiram Bingham. Los motivos que llevan a tanta gente hasta esta Montaña Vieja (Machu Picchu en quechua) de selva tropical oculta por tantos siglos, son tantos como árboles hay en ella.
Elegida como una de las 7 maravillas del mundo moderno y declarada en 1983 Patrimonio cultural y natural de la humanidad por la Unesco está situada a 2490 metros (o lo que queda de ella). Mas abajo que Cusco que está a unos 3700. Pero seguimos en la pròxima. Desde el alma y con el corazón. Liliana Marcela Perez Villar lilianamperezv@gmail.com FB: ANAMCARA CENTROS