sábado, 20 de junio de 2009

Cuando EL AMANTE no está físicamente... ¿Está el AMOR?


Un lazo de AMOR trascendental en nuestra vida. Un vínculo entre dos que se aman. Una relación de AMANTES, que se aman desde antes. AMA-DORES. Dos que se DAN- AMORES. No un encuentro casual anecdótico. Un corazón que entró en el corazón de aquel o aquella y cuyo corazón también entró en el de él, en el de ella. No un solo corazón. Dos corazones. El tuyo y el mío. Dos corazones que, por esas cosas de la vida, viven a distancia. Ya sea porque uno ha trascendido hacia otros cielos, porque los caminos de la vida se han bifurcado, por resistirse ante el afán del ser de “domesticar” al amado, poseerlo, encarcelarlo en jaulas de oro o sencillamente, por la misma adversidad. Quizás, por someternos al peso de los mandatos sociales y sostener con las manos los muros que se van cerrando sobre nosotros, hasta dejarnos sin aire, aprisionados, rendidos y sin espacio para lo que verdaderamente sentimos en lo mas profundo de nuestro ser.
Con el tapón en la botella, miramos tras del vidrio al amor pasar y no corremos a su encuentro, porque no creemos en él. Porque el amor, hoy por hoy, es vivido como un riesgo, una amenaza, un peligro. Y entonces, nos “quedamos quietitos” y vamos enloqueciendo. Vamos enrareciéndonos, secándonos, acorazándonos, nos blindamos. Pero nos endurecemos con rigidez, con dureza y también, y esto es mas curioso, con una aparente flexibilidad. Y un día nos despertamos y somos sólo una gran cabeza. Y dentro de esa cabeza vivimos nuestra sexualidad, nuestras fantasías, nuestros amores verdaderos y claudicados, dentro del marco de lo correcto y lo incorrecto y las tranzas adaptativas entre esos extremos. O sea, nos portamos aparentemente bien. Como Dios manda. (O como nos dijeron que Dios mandaba). Somos buenos niños y niñas con aprendidas reglas impuestas por una sociedad, aunque nos aleje de lo que genuinamente sentimos en nuestros corazones. Así, la cotidianidad se va viviendo como un peso a aguantar, mientras nuestra vida soñada, es vivida en la oscuridad, oculta y sufrida. Aparece el engaño, que no es más que engañarse a uno mismo. El ser vive sujetado a formas que sólo lo satisfacen, pero que no lo encienden. Formas prescriptas. Porta la lámpara, pero está apagada, no sabe iluminar su vida. Aprendió que amar era sufrir, tolerar, aguantar. No se le ocurre pensar que amar pueda significar ser libre. Libe para elegir a quién amar. Volar. Trascender la forma. Para él, AMAR es materia concreta y descarga. Ver, oler, tocar, gustar y oír. El mundo de los sentidos. Y si el amante transmuta hacia otros niveles de conciencia, porque llegó su hora, se pregunta: “¿Y ahora, qué voy a hacer con lo que siento?”. CUANDO EL AMANTE NO ESTÁ FÍSICAMENTE… ¿ESTÁ EL AMOR? ¿Podemos AMAR sin estar agarrados a un cuerpo? ¿Podemos AMAR aunque el amado se haya ido? ¿Somos capaces de respetar lo que sentimos sinceramente, si no somos respondidos? Es decir, como te amo y no soy correspondido/a, no te amo mas, o lo que es peor, ahora te odio. La resultante es que entonces, me quedo dónde, cómo y con quién estoy, aunque no ame, porque si suelto este trapecio y no llego a sujetarme del otro, me quedo solo, nadie me agarra y me caigo. Pero puedo evolucionar y aprender de nuevo. Si se de tu AMOR y sabés de mi AMOR. No puedo abrir los ojos y verte, pero puedo cerrarlos y una antología completa de los mejores recuerdos me habita y estremece. Y al bloquear la vista, tu perfume viaja todo un océano y me abraza fuerte, tanto…que me llega a tocar. Sin manos, sin cuerpo, sin piel, sin dedos. Pero es ese abrazo el que carga mis venas y es el que sostiene mi peregrinar. Y a través del viento, llega a mis oídos, tu susurro suave, reflejo del cielo. Mieles y maníes inundan mi boca, con la suavidad del beso sutil. Y te mando abrazos, y te mando flores, por el firmamento te mando la luz. Señales. Mensajes. Algunos te llegan, otros…no.



El tiempo ignora esas sensaciones y las desdibuja, las cambia por otras,
Tejedora mente que trama y mezquina saltos al vacío, entregas genuinas.
Sentires. La misma brisa sorpresivamente, te acercó a mi vida,
te envolvió de nuevo y te aterrizó tan rápidamente,
Te regresó al futuro de tu presente pasado.
Y…Te nostalgié. Te nostalgié en silencio y sin decir palabra.
Sin acusar la pena que te arrancó del alma.
Me dije que no. Que el tiempo las formas cambia y la mía no podría sostenerte.
Y no pude insistir. Abrí las manos y el pecho y…simplemente

…te dejé partir.

A tu verde mundo de preocupaciones.
Al fresco campo de frescos amores.
Y este árbol en pie, te parió de vuelta,
puesto que en el fondo sentía vergüenza
porque la impotencia ya le gobernaba.
No quise esperar, aunque te esperaba.
Bajé la persiana de mis fantasías
y ni dormir quería por no recordarte.
Debut, despedida. Estreno, reestreno y al inaugurarte…
última función.
Telón al ensueño de una utopía de alas muy cortas y de breve vida.
Creer al cuadrado. Dos veces creer.
Y la pre-tarea de un subterráneo, caminata errante,
Búsqueda furtiva, deseado temor que todo provoca,
cara a la pared, tus manos me rozan.
Horas nada más. Sintético encuentro.
Presente recuerdo que me vuelve loca.
Y hoy de la nada, yo no lo esperaba,
como si tal cosa, te vi en la pantalla.
Sobre ella en lágrimas cayó mi cabeza,
Por si acaso estabas y me acariciabas.
Encendí la vela de los cumpleaños
y bombas de estruendo recontra estallaron
en el corazón que estaba oxidado.
Te mandé palomas con tantos mensajes,
Pero la distancia del eternizaje
las devolvió a todas y sin alcanzarte.
Cuando la persiana se abre sin permiso,
Cerrando los ojos… yo…te acaricio.
Juro que te oigo en cada aullido,
Descorro el velo de lo que vivimos,
Y vuelvo a abrazarte, recuerdito mío,
Vivo recuerdo y eterno, que recuerdo serás,
Pintado de olvido.