martes, 25 de septiembre de 2012

¿SAFAR O ZAFAR? ANÉCDOTAS

Fin de semana largo con muchos festejos, salidas, fiestas, teatros y por supuesto, también mucho trabajo y menos horas de sueño. A la vez, muy reflexivo. El secreto es simple: ORGANIZACIÓN y HACERES CON AMOR Y PRESENCIA. Esto hace que no sea necesario andar corriendo como loco por la vida y poder disfrutar de cada instante. Siempre recuerdo dos anécdotas con alumnos, que en su momento me causaron mucha gracia. Hace unos años, una pareja que se atendía en la consulta y tomaba clases y seminarios, juntaron el coraje como para confesarme: “Nosotros creíamos que vos te drogabas y por eso podías hacer tantas cosas sin cansarte”. Lo más cómico es que tanto en la Consulta como en la Escuela, nuestro acento está puesto en la ENERGÍA precisamente. No sólo en cuanto al trabajo de los Centros, en relación al MOVIMIENTO, el MASAJE, el CHI KUNG, sino desde el sentido ENERGÉTICO DE LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA (Acupuntura, Moxibustión, Tui Na, Quiropraxia, etc). Sin olvidar la práctica de MEDITACIÓN Y ORACIÓN y los encuentros de ARTE. Por lo tanto, flor de chanta sería, si anduviera por la vida arrastrándome o muerta de cansancio. Siempre trato de evitar utilizar la palabra ENERGÍA, tal vez porque ha sido tan vapuleada, sobre todo la frase “dejar fluir la energía”, que ya me resulta hasta fastidiosa. Pero la realidad es que desde todos los ángulos en que enfocamos la salud en la Escuela, siempre está dirigida hacia el entrenamiento de la ENERGÍA de todos los planos,para mantener el eje y un equilibrio energético preventivo y en caso que el desequilibrio ya esté instalado, restituir el estado de salud. Esto puede ser un proceso de mas o menos tiempo, dependiendo de la cronicidad con la que llegue el paciente o alumno a iniciar su camino de retorno y el compromiso que asuma frente a su situación y a su terapeuta. Aunque se explica claramente, puede suceder que en pocas sesiones o clases (incluso una sola), ya se note un cambio importante, pero puede que no, que lleve más tiempo, a cuenta de varios factores. Es como un circuito eléctrico, la BIO-ELECTRICIDAD, podemos enchufar una lámpara, pero si hay un corto en alguna parte del recorrido del cable, o en el enchufe, o si la lámpara está quemada, no va a encender. Si alguien inicia un camino de este tipo con la perspectiva del tratamiento con medicación alopática, buscando eliminar síntomas con pastillas, sin hacerse cargo desde lo personal con lo que le está sucediendo, probablemente sienta frustración, además de ganarse varios efectos secundarios, que la medicación o la supresión del síntoma le pueden acarrear. Como dice el dicho popular: “Es peor el remedio que la enfermedad”. A veces se abandonan estos procesos antes de tiempo, por esa necesidad del ser humano de encontrar soluciones mágicas y rápidas (porque de lo contrario no sirve) o la urgencia del “beneficio práctico y material”, sin darle un espacio a la esencia de reconvertirse. O lo que es peor, empiezan a sentirse bien, pero no están preparados aún para vivir en salud, porque más allá del retorno del deterioro físico de ese tiempo de enfermedad, su espíritu, su psiquismo, aún no se han amplificado paralelamente. Desilusionados claudican y se retiran y recluyen, para darse cuenta al poco tiempo, que se van recuperando progresivamente sin “encontrar una explicación”. Siempre decimos que una vez que ingresa una aguja…ya nada vuelve a ser igual. Hablando de anécdotas, recuerdo el caso de una paciente que venía regularmente a su consulta y clases, y luego de dos meses de un magnífico tratamiento y mucha dedicación de ambas partes me dijo: “Ayer me hice una cataplasma y me curé”, Juro que esto es cierto y no va en desmedro de las cataplasmas ni mucho menos! Pero sí, es interesante la crueldad con la que algunas personas se tratan a sí mismas y al tratamiento, la descalificación permanente en la que viven, la falta de confianza en los procesos vitales y la necesidad de encontrar un “objeto mágico afuera que los libere de lo que sienten que no tiene nada que ver con lo que les pasa”. Llegan quejándose de situaciones que “les pasan” para ver en pocos encuentros, que son ellos mismos los que actúan o se manejan de esa forma sin darse cuenta. Por eso, suele suceder que, luego de una operación, de cualquier tipo (incluso no directamente vinculada con su situación en apariencia) se terminen recuperando, porque sienten que “se les sacó el factor enfermante”, “se les ha extirpado lo que daña”. Lógicamente, si esto no se trabaja, habrá que seguir operando, cortando, extirpando eternamente. En cuanto al factor TIEMPO que mencionábamos antes y siguiendo en el camino de las “anécdotas ilustrativas”, recuerdo una mujer que muy enojada se despidió diciendo: “YO NO TENGO TIEMPO PARA PERDER RESPIRANDO EN UNA CLASE”. Es un razonamiento lineal aprendido culturalmente. Si no priorizamos el tiempo dedicado a la salud, estamos por lo menos, bastante confundidos. Alguna vez, una colega y paciente psiquiatra me dijo: "Liliana, voy a mandarle una paciente porque sé que no tiene tiempo”. ¿? La miré desconcertada y agregó: “La gente que no tiene tiempo siempre encuentra tiempo, porque aman lo que hacen y están organizados”. No me lo olvidé más y ya han pasado varios años. (Esta era la segunda anécdota que nombré al principio). ¿Por qué menciono esto? Porque hay una palabrita que nunca voy a entender y me parece muy MEDIOCRE, gris, tibia, pobre de espíritu, que es la palabrita ZAFAR (me lo acepta con S y con Z). Vamos a lo importante. ¿Qué significa esto? En su uso Coloquial significa escaparse, soltarse, huir, salirse, esconderse. excusarse, rehuir, evitar, librarse, escabullirse, escaquearse, DESENTENDERSE. Y SERÍA LO OPUESTO A LA IDEA DE LA SANACIÓN. Comprometerse con el BIEN ESTAR, con el ESTAR BIEN, excluye a la palabrita ZAFAR o SAFAR como sea. LO CONVIERTE EN PRIORIDAD. De lo contrario, se está especulando, manipulando, se entra en el engaño, la falta de sinceridad, el mal-abarismo (suena a avaro, no?), la TRANZA, el menudeo, saco de acá…pongo allá…falto acá…voy allá…dos más dos son cuatro, cuatro y dos son seis, te espero en la lechería…ME ENFERMÉ! Los operadores de la salud, debemos aprender a no tomarnos estas cosas personalmente para no sentirnos mal. No es algo que “nos hagan”, sino algo que “se hacen”. En realidad, estoy evitando entrar en el tema de la TRANSFERENCIA y la CONTRA-TRANSFERENCIA…jajaja, se asustaron, eh! Estaba como para decir otra cosa, pero vamos a guardar la compostura. Y seguimos escribiendo, seguimos entrenando, seguimos insistiendo, y parece que el mensaje no arribara, no llegara a destino. Se insiste en la OMISIÓN, que es una versión muy parecida a la mentira, al engaño…”Cariño…olvidé mencionarte que estoy saliendo con tu hermana…o tu amiga…o como nos contaba el diario en estos días…con TU MAMÁ”!!!!! -Bueno…y por qué tendría que contarte parte de mi vida privada? – Todos tenemos el derecho a guardar nuestros secretos! Y así, no solamente se termina enfermo, sino que se genera enfermedad en el entorno. Se termina ZAFANDO, jugando al BOLUD@ (se lo llama así en psicología) y eso sólo puede generar enfermedad. Mientras que los actos estén siempre depositados en el afuera, como algo que no tiene nada que ver con lo que pasa, mientras siempre exista un culpable externo y se instale en el “Yo no fui, no sé, no me di cuenta, no hice nada…) no habrá muchas chances de cambio.
Los espero para trabajarlo juntos, a favor del BIEN COMÚN, el menos común de los bienes. Desde el alma y con el corazón. Liliana Marcela Pérez Villar lilianamperezv@gmail.com FaceBook: (2) ANAMCARA CENTROS DE ENERGÍA ANAMCARA ESCUELA DE CENTROS DE ENERGÍA.