sábado, 19 de octubre de 2013

"MUJERES MADRES" DEL UNIVERSO.

Ayer iba a encontrarme con una amiga en una confitería, luego de varios años de no estar en contacto. Me envió el siguiente mensaje:-“Dice mamá, que vengas a casa mejor, así nos juntamos todos”, ¿Para qué vamos a ir a un bar? Luego de tantos años y la casa abierta de corazón. “Dale, vení, te esperamos, tomamos algo y vemos unas fotos”. Y donde no hay con qué…magia…y aparece el qué. La torta, el café, el mate, las fotos, el afecto, los recuerdos, los nuevos proyectos juntos. Esa habilidad natural de la mujer para estar siempre en disponibilidad “para lo que guste mandar”. Esa destreza con la que abre la heladera y hay 3 huevos, dos naranjas, un limón y NADA MÁS, PERO NADA MÁS, EH? Y un poquito de azúcar de aquí, un poquito de harinita por allá y si no hay manteca…igual y…listo, un bizcochuelo de aquellos, que ni en sueños…y llega la noche, se acabó el bizcocho y con 1 tomate que quedó olvidado en un rinconcito, 1 cebolla, ya está… ¡PIZZA!, pero una pizza con las hojas de espinaca o rúcula o lo que sea que no se usó al mediodía, que es un lujo. La mujer que hoy alimenta a sus hijos todos los días, mientras trabaja, se ocupa de la casa, de la forma que sea, a veces delegando tareas, otras personalmente, pero la cosa es que todo funciona; lleva el perro al veterinario, los chicos al dentista, mantiene el jardín en flor y planta los gajitos en lo que encuentre que suplante a una maceta, para sus amigas y familiares, arregla las flores en el jarrón, trata con los plomeros, gasistas, electricistas, pelea con las empresas de cable, telefonía celular, ve lo que nadie más ve, las hormigas que entran por la ventana de la calle, las babosas que le comen las plantas, busca la manera de solucionarlo (sin usar venenos porque los mata), lleva a su suegra, madre, abuelo a hacer sus estudios, etc. Con un teléfono en la mano, es capaz de solucionarle la vida a medio planeta. Entra en Internet y encuentra la tarea para los chicos, los mejores especialistas en lo que sea, cómo su nuera puede viajar al Congo en tren, subte o colectivo y a qué hora dan la película que el novio, marido, amante, vecino o amiga le comentó una semana antes, que quería ir a ver. Compra las entradas (telefónicamente, claro) y se va con una bolsa de 30 kilos, donde guarda la ropa para la clase de gimnasia, desodorante, los mapas de África para los chicos, el alimento balanceado para el perro, los tres kilos de pata muslo que venden en el camino al trabajo, porque está dos pesos mas barato que en su barrio, y la ropa para cambiarse en la casa de la amiga que festeja el cumpleaños de su hija a la noche, pero como está tan “ocupada” como ella, le prometió llegar antes para ayudarla con las menudencias necesarias: terminar de preparar la cena para 50 personas (que nunca confirmaron, pero que seguro vienen), poner la mesa, comprar lo que falte, preparar artísticamente cada detalle, bañarse 6 personas en un baño (el otro no tiene ducha), maquillarse, peinarse, vestirse, hermosearse las 6 en 15 minutos y quedar hechas unas reinas para cuando lleguen todos, que nunca notarán el agotamiento. Recibiéndolos como si vinieran de las estepas siberianas luego de 30 años, con la misma ternura de siempre, con su capacidad de cobijar, nutrir, agasajar, aunque no haya un centavo, y si lo hay se usa, cuidando que los hijos de las hijas de sus amigos no se tiren por la escalera, atajando las copas en el aire, disputándose la lavada de platos en la cocina, y cuidando que no se haga demasiado tarde, como para poder ocuparse de la consulta al día siguiente, o del comedor, sin olvidarse que ya se le están viendo las canas. Entonces o va a la peluquería, donde lleva los apuntes para esbozar la conferencia, charla, debate, clase de la tarde o se las arregla como puede, para teñirse sola, mientras plancha la camisa de él, porque a la noche tienen una cena y no se explica cómo, pero no hay nada planchado. Verdaderamente, mujeres del mundo, y aceptando las excepciones, que sólo confirman la regla, si esto no es el INSTINTO MATERNAL, le anda muy, pero muy cerca. Deberíamos crear un verbo nuevo: MAMEAR, o mejor dicho MADREAR, para que no se confunda con las palabras de Maradona. La mujer MADREA a todo el Universo. Esa destreza espontánea de cuidar de todo, de nutrir, de recibir, de alimentar, ese “siempre lista” para lo que haga falta, la convierte en una MADRE NATURALEZA. Y no depende de cuántos hijos tenga. Hay mujeres que no desean tener hijos biológicos o no pueden o su edad ya no se los permite. Pero son madres de todo y de todos. Madres de la vida. Y uno las ve y parece que van por la vida dándole la teta al buen gusto, a los animales abandonados, maltratados, a quienes duermen en la calle, poniendo lo que falte en cada ser, en cada situación, haciéndose cargo, SANANDO ALMAS, AMPARANDO, AMANDO, de cualquier forma, de acuerdo a las características de cada una. Poniéndole el pecho a la adversidad. Remendando. Rescatando. Obligadas a entregar hijos a guerras que no comprenden, guerras políticas, económicas, raciales, religiosas, guerras contra el paco, contra Paco, la marihuana, la cocaína, la prostitución, la pedofilia, la violencia, la inseguridad…Con los ojos cansados de llorar las miserias humanas. Mientras existan MUJERES MADRES DEL MUNDO, MÁS ALLÁ DE LO BIOLÓGICO, quedará aún ESPERANZA. ¡Felíz día MUJERES MADRES DE TODO!