domingo, 29 de abril de 2012

EL CUERPO TIENE MEMORIA

¡Qué hermoso que fue abrazarte Anita! ¡Unos segundos apenas, que me llevaron por tiempos y espacios de antaño! Amores, desamores, recuerdos, errores y aciertos, rostros y cuerpos y luces y sombras… Sí, en un instante, en el breve instante en que los años y la distancia resucitaron en un abrazo, todo un mundo de dolores y de alegrías vino de golpe a saludarnos. ¡Qué mejor lugar que en un Teatro! Recrear los recuerdos. Porque cuando te abracé, cuando nos abrazamos, sí, en ese abrir y cerrar los ojos, cuántos escenarios cruzaron por mi mente! Pude verlo a él abrazándote y abrazándome también, abrazando a este, a aquel, recordé su sonrisa, su corazón, sus enseñanzas, su pelo largo, su pelo corto… esa cara que durante tanto tiempo (y por esto de que los sentidos nos juegan malas pasadas), me encontré en los recovecos de Buenos Aires, sobre todo en San Telmo, en la Avenida Corrientes…en la “entrañita” de algunos famosos restaurantes del Centro…es que “No tenía paz”. La sonrisa o el reto del amigo-maestro-confesor que un día decidió marcharse y dejarnos acá, extrañándolo, echándolo de menos, esperando el milagro y preguntándonos “¿Cómo puede ser?”. Y en esa frase tuya que reforzó el abrazo, la de los “10 millones de años”, sinteticé toda una colección de trajes, lentejuelas, bordados, pasos, grupos, melodías y zapatos que nos hacían temblar de miedo, a veces, gozar como locas otras, pelearnos porque llegaba el estreno y salía todo mal, reírnos y hasta llorar. Medias que se corrían, galeras que volaban por el aire, guantes que se perdían, coreografías que se armaban y desarmaban cuando aparecía algún faltazo por gripe, resfrío…-“Fulana se olvidó los guantes”. “Todas nos sacamos un guante ya!” ¡Telón! Y una sonrisa en la boca! ¿Te acordás del día en que se me rompió la cola del Frac un segundo antes de abrir el telón y entre las dos conseguimos un alfiler de gancho (no sé de dónde) Bajamos, subimos, vos me pusiste el alfiler para sujetar la cola y…listo! Sonrisa…ya! ¡Cuántos rostros recordé en un instante! ¡Cuántas cosas vividas, compartidas! ¡Cuántas anécdotas! Ayer leía en tu muro sobre la noche en que Pepe tuvo que reemplazar a César. Fue como abrir un libro de viejas memorias y comenzar a leer. Sólo es cuestión de pasar el plumero sobre el cofre de los recuerdos y como la caja de Pandora, entrar a sacar lo que aparezca. Porque seguramente en estos mecanismos tan torpes del ser humano de alejarse de lo que le genera pena, como para defenderse, se pone un velo que opaque el dolor y sin motivo "aparente", dejamos que la vida nos lleve por caminos distantes, no necesariamente diferentes. Pero la memoria corporal es perfecta. Ahí está todo grabadito. Y como un despertador, suena justo a tiempo, ni antes, ni después. Es cuando una mano, un beso, una caricia, un abrazo, una mirada o un aroma, nos aviva el recuerdo más protegido y quedamos así…en carne viva con lo que tanto se amó, que no morirá jamás mientras podamos seguir recordando. ¡Qué lindo fue verte tan plena, tan “en funciones”, tan joven! ¡26 años pasaron! ¡10 millones de años! ¡Cuántas curitas en el corazón y cuántas primaveras! ¡Qué lindo ser capaz desde mi lugar, de verte tan fresca en tu pasión, comprometida como siempre e ilusionada! Eras como una nena en el cuerpo de una mujer subida a escena. Como ves, la vida no nos alejó con sus planes. Siempre nos vuelve a juntar, enamoradas, ilusionadas, entusiasmadas y apasionadas. Jóvenes con un par de años más, unos kilitos de más y alguna arruguita (no más de una). Ciertamente, más sabias. Las mismas pibas de antes, un tiempito después. Una vez más, compruebo que el AMOR trasciende toda presencia, toda ausencia si nos dejamos impregnar por él. No hace falta entender nada. Es el soplo sagrado en la cara. No importa cuánto nos esforcemos por olvidar. El cuerpo tiene memoria. Todo esto revivió con un abrazo. Te quiero mucho. “Los” quiero mucho y siempre “los” querré. Desde el alma y con el corazón. Liliana Marcela Pérez Villar lilianamperezv@gmail.com FaceBook: (2) ANAMCARA CENTROS DE ENERGÍA ANAMCARA ESCUELA DE CENTROS DE ENERGÍA.