sábado, 30 de septiembre de 2017

¿DE QUÈ VALE SABER?

¡Pide y se te os dará! ¡Persevera y triunfarás! Una vez que escucho algo, ya no puedo hacer de cuenta que no he escuchado nada. Si veo algo, comprendo algo, ya no hay marcha atrás. En ese enterarse, aparece consecuentemente una respuesta. Demorará más o menos tiempo, pero ya estará en el camino del HACER el intento de reparar. Hay un aletargamiento humano frente a las atrocidades cotidianas, que pareciera dar por sentado que lo que ocurre es “natural”. Apelar a tapar la realidad con el velo de lo obvio. Naturalizar el disparate, el horror y no accionar en consecuencia. ¿Cómo es posible enterarse de un abuso, una guerra, un atentado, un acto de corrupción y no parar el mundo entero hasta resolverlo? Quedamos atónitos frente a algunos hechos tortuosos y sin tiempo de actuar, ya nos están tirando por la cabeza otro y el anterior pasa al olvido. ¿Cómo no paró el Universo entero cuando Hiroshima y Nagasaki? O con el “accidente” de la Central nuclear Fukushima. ¿Cómo podemos permitir el tratamiento que se les da a los refugiados, como si fueran bestias o delincuentes fugitivos, cuando sólo están escapando de una guerra atroz? ¿De qué vale saber de actos de corrupción aberrantes si nos complotamos en la ceguera y el silencio como si no pasara nada? Vivimos en una humanidad de zombies atolondrados por información, donde la última noticia mata a la anterior hasta la próxima. BRAINSTORMING: palabra de la lengua inglesa, una “tormenta de ideas”, estrategia que disfrazada de información, es en realidad una herramienta de manipulación para narcotizar humanos. Ir detrás de la pista, distorsionar evidencias, distraer conciencias, apuntar al olvido y no dar tiempo a la reacción. La evidencia contundente está demostrando que tener datos, saber, conocer, ya no tiene importancia. De lo contrario, la humanidad no estaría tomando el rumbo que está tomando o mejor dicho, que ha tomado. Hoy como nunca, los medios de comunicación masiva nos permiten enterarnos automáticamente de lo que está sucediendo en el otro extremo del mundo, en la Luna, Saturno o al vecino de la esquina. Podemos hablar con propiedad sobre las tormentas solares, el agujero de Ozono, el derretimiento de los glaciares, huracanes, tsunamis y terremotos, pero no somos capaces de extremar el uso de los recursos naturales, como por ejemplo el agua, que en 10 años ya estará faltando seriamente. Preferimos dilapidar fortunas millonarias buscando agua en Marte, que cuidar la que tenemos aún en la Tierra. Y es tan ridículo evaluar en términos de ganancias y pérdidas, éxitos y fracasos, porque cabe preguntarse: ¿Qué van a hacer con los dólares cuando ya no haya agua para beber? ¿Los van a masticar? Lisa y llanamente, hay una palabrita que lo describe e intenta justificarlo todo: ¡¡¡¡AVARICIA!!!! Ese deseo de PODER, la IGNORANCIA PRIMORDIAL, FALTA DE CONCIENCIA. Pero eso sí, atravesados por INFORMACIÒN de uno y otro lado, que sólo sirve para que otros 4, se llenen los bolsillos de plata, manejando a los ciudadanos como marionetas sin cerebro, oídos, ojos, dormidos ciudadanos obedientes que todo se creen, que se juntan de acuerdo a afinidades, que sienten al diferente como un enemigo en potencia a quien hay que destruir, destronar, difamar…pero incapaces de parar, darse cuenta y agruparse sólo desde el referente del BIEN COMÙN. No importa que tan dramática pueda ser la revelación de datos. No alcanza para una reacción masiva en dirección al RESCATE. ¿De qué vale saber entonces? ¿Para qué tanta investigación, información, data, espionaje? ¿Para qué tantos noticieros, diarios, radio, TV, Internet? Si de todas formas, ya no son siquiera datos sino una perversa manipulación partidaria para captar votos y llenar bolsillos con recursos económicos y de poder. Resulta que ahora ya no se esconde el delito. Ahora, se publica, se defiende y si no alcanza, se amenaza o se mata. “Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor”. Desde 1934 que lo vino anunciando Discépolo. El que avisa, no traiciona. Y se sigue apostando a más de lo mismo. No se aprende. Se repite una y otra vez, y otra y otra… y ya no se trata de que si hacemos más de lo mismo, va a seguir pasando lo mismo. Estamos cayendo en un abismo de autodestrucción a la velocidad de la luz. Mejor dicho, de la oscuridad. ¿Y? Pues NADA. Dale que va, que “allá en el fango se vamo a encontrar”. Escuchas, espionaje, redes sociales investigadas, piquetes, cacerolazos… ¿Alcanza? Porque da la sensación que la evolución estaría pasando por otro lado. Se nos está pidiendo un CAMBIO DE CONCIENCIA!!!!! Nos han enseñado que si millones de moscas comen caca, la caca debe de ser rica!!! Pero no. Que hayamos crecido con esa idea, no significa que sea un buen modelo a seguir. El día que una mosca pare y reflexione si la caca es rica o no, vamos a empezar a torcer el rumbo de este Titanic. Si durante miles de años, la humanidad se ha manejado de esta manera y ha ido involucionando espiritualmente a tal punto, no será hora de despertar y plantearse hacer algo distinto? ¡Pero ya! ¡Ahora! ¡Hoy! Largar la vida virtual por un rato y hacer lo que hay que hacer. Hay mucho sufrimiento en juego como para seguir distrayéndose con sustancias, redes sociales, resentimientos y venganzas. Para qué saber, informarnos, conocer, si no va a producir ninguna reacción de nuestra parte. En un principio, la comida era alimento para poder vivir. Hoy, la comida es un negocio. Sabemos que está adulterada, envenenada, sabemos de los alimentos trans… ¿¡Y?!... ¿Qué hacemos? Nada. O sea… NADA. NADA DE NADA. SIGAMOS COMIENDO. SIGAMOS ENVENENÀNDO/NOS. Entonces:¿Para qué queremos informarnos? ¿Para qué tanta data? ¿De qué vale saber? Si no va a haber reacción…si no vamos a hacer nada. Hasta es contraproducente! Sólo adormece más…y más. Está en cada uno animarse o no a profundizar en sus aspectos mas adormecidos, tomar la decisión de despertar, conectarse con su propio y mas auténtico PENSAR, SENTIR y entonces allí, HACER en consecuencia. Recuperar la CLARA VISIÒN. Desactivar ese mecanismo que nos inculcó el sistema y recuperar nuestro centro. Es hora de poner el despertador. Es IMPERIOSO DESPERTAR. Desde el alma y con el corazón. Liliana Marcela Pérez Villar. lilianamperezv@gmail.com