domingo, 26 de noviembre de 2017

“Un día el mar ofrecerá las mismas promesas que los sueños ofrecen a aquellos que duermen”

Me resultó pertinente comenzar el blog hoy con una frase de Cristóbal Colón: “Un día el mar ofrecerá las mismas promesas que los sueños ofrecen a aquellos que duermen”. Claro está que no me inspira su espíritu colonizador (merecería un blog aparte), sino ese afán por demostrar su convencimiento de que la Tierra era redonda. Ese era su viaje. Encontrar las rutas marinas que lo llevaran hacia la India y hacia la posibilidad de ingresar en el comercio de especias. Basado en el acceso a la información de su tiempo, llegó hasta donde la historia oficial dio en llamar “el nuevo mundo”: América. Inútil intentar explicarle por entonces que América ya era un mundo antes de su llegada con una cultura propia, aunque diferente, idioma, creencias, danzas, costumbres y tradiciones…que ante su mirada de “viejo mundo” consideró salvajes e impropias. Espada en mano, impuso lo suyo como dueño del descubrimiento y de esas personas “inferiores, sin educación”. Bajo excusa de estar haciendo una obra de bien los sometió en todos los sentidos posibles desde su idiosincrasia e intereses personales, no sabemos si con o sin conciencia de daño. En busca de caminos espirituales, cada uno de nosotros toma por pasajes individuales que van llevando a distintos descubrimientos. No todos vamos por el pasaje oeste rumbo a la India. Cada quien transita su Norte. En esta aventura del vivir hay tantos modos como opciones. Se puede repetir eternamente frente a un pasaje cerrado en la espera de que alguna vez se abra y golpearse una y otra vez sin plantear otra opción o claudicar frente a la evidencia masiva contundente de que la Tierra, definitiva y evidentemente no es redonda. Están aquellos que niegan rotundamente la existencia de una Creación Divina, que no aceptan la probabilidad de una conciencia superior a la humana, que no creen en la vida mas allá de la muerte; los científicos que niegan la existencia del plano energético y lo consideran como una especie de película de ciencia ficción o un escape de lo que creen realidad (plano tangible y concreto) como mecanismo de defensa del “yo”. Lo ven como una mirada ilusoria, producto de la imaginación. Están los escépticos que dudan o desconfían especialmente de las creencias comúnmente convenidas y que no creen en nada que no pueda ser físicamente comprobable; los dogmáticos que afirman o presentan como verdad innegable o como un hecho establecido lo que es discutible; y hay otros que directamente no tienen opinión. Desconectan, no trazan la línea entre su vida interna y la opinión de la mayoría o de los demás. Se sienten más cómodos asumiendo la posición de “neutrales”. No deja de ser una opción, ni buena ni mala. Están aquellos cuya conciencia va evolucionando, aprenden de sus experiencias y vivencias y eso les permite anticipar y cambiar, aunque les resulte difícil. Suelen hacerse cargo aún de sus procesos dolorosos, sin buscar responsables externos, tienen otra amplificación de conciencia y otras formas. Son los que comúnmente se dan en llamar iniciados. Seres más amorosos, agradecidos, solidarios, cuidadosos, con un EGO más trabajado. Y también hay algunas raras excepciones de seres de humanidad en paz con su energía interna, sintonizada con la Fuerza. Y es bueno comprender que estos lugares no implican necesariamente la formación de una religión o una secta. Somos seres, nacidos de otros seres, que nacieron de otros seres…que nacimos, crecimos, evolucionamos o no, dentro de determinados grupos culturales. Tenemos distintas naturalezas, creencias, idiosincrasias, gustos, afinidades y antipatías, diferentes historias personales, formaciones o deformaciones, pero por debajo de todo esto y por sobre todo, en esencia somos todos iguales. Sólo que nuestra personalidad nos convierte a veces en enemigos. ¿Podemos decir que hay muchas verdades que se pelean entre sí para definir la realidad? ¿Podemos decir que son realidades parciales? ¿Partimos de la base que vemos a la realidad subjetivamente? ¿O podemos decir que hay una única realidad? Una cosa es una evidencia contundente y otra muy distinta es cómo vemos esa realidad de acuerdo con nuestro posicionamiento. Si llegamos a conectar con nuestro mas auténtico sentir, si no consideramos ser dueños de una sola verdad, si nos sentimos uno con el otro, si en caso de duda logramos COMUNICARNOS y NO DAR POR SENTADO NADA, evaluar la posibilidad de un mal entendido, un prejuicio, una manipulación, si encontramos interlocutores válidos y no ofendidos o perseguidos, si abandonamos la queja y el enojo como estilo de vida, si somos agradecidos, sinceros, si desarrollamos la Bondad Superior…estas diferencias que se manifiestan sólo en la forma, no separan. Los EGOS heridos arrastrados por el mundo son sumamente destructivos y nos van aislando. Y el aislamiento enloquece. Si no dejamos la sospecha de lado, si no dejamos de ver a otro como un enemigo a quien derrotar, si no abandonamos los deseos de ser superiores o mejores, “los mejores”, ese afán por demostrar quiénes somos y cuánto valemos, domesticar y someter para conquistar, va a ser muy difícil plantear una evolución de esta humanidad que claramente, evidencia cada vez mas signos de autodestrucción. Conservemos el criterio. Comunicación directa. Los intermediarios son peligrosos. A veces por sus propios temores, a veces por celos, por envidias o porque sí. Hay una jurisprudencia afectiva entre los seres. Podemos elegir seguir confiando. Seamos capaces de vernos como realmente somos. Cómo nos manejamos. Qué pretendemos demostrar y a quién. Para qué. Y nos daremos cuenta de cuánto nos equivocamos. Siempre se puede reparar. No nos engañemos más. Dejar de enfocar hacia fuera y animarse a mirar hacia adentro y hacer en consecuencia. No vaya a ser cosa que cuando nos acordemos de ser justos ya no sirva demasiado. Desde el alma y con el corazón. Liliana Marcela Pérez Villar lilianamperezv@gmail.com