domingo, 15 de julio de 2018

"DAR POR SENTADO"






Hace muchos años, una escena de la película “La Familia”, con Vittorio Gassman, me resultó tan impactante, que consiguió hacerme olvidar hasta del argumento. El nieto daba vueltas y vueltas, alrededor de la silla donde el abuelo estaba sentado, intentando llamar su atención. Le decía algo así como “aquí estoy abuelo”. “mirame”, “abueeelo”. Pero el abuelo (V. Gasman) ni siquiera notaba su presencia. Era interminable y muy densa, y el público se angustiaba.
En ET, El extraterrestre, la madre del niño amigo de ET, estaba tan enfrascada en sus pensamientos, que ni siquiera podía darse cuenta que estaba viendo a un verdadero extraterrestre y pasaba de confundirlo con un juguete a directamente mirarlo y no verlo.
En cierta obra de teatro, bastante tiempo atrás, la mujer decía al marido: “Yo sé que tenés una relación con otra mujer, no me lo niegues más” “¿Vos te creés que soy tonta?” El marido, reivindicando el respeto que aún sentía por ella, intentaba una sincera confesión. “Está bien.” “Estoy teniendo una relación con mi secretaria desde hace mucho tiempo”. “Pero como tiene 20 años, no quería decírtelo porque sabía que te ibas a sentir mal”. “Quiero el divorcio, ya que pensamos casarnos e irnos a vivir a Bélgica, donde vive su familia.” La esposa enojadísima le respondía: “¿Ves como sos?”, “Con vos no se puede hablar.” “Te estoy hablando en serio.”
Entrando a la casa de un paciente días atrás, un bellísimo cuadro en la recepción cautivó mi atención. Al comentárselo respondió-"¿Qué cuadro?".
El Rock Nacional, en boca de Divididos, canta “¿Qué ves cuando me ves?”
Cabría agregar, “En caso de que me vieras”.
¿A qué viene ésto? Es menos colgado de lo que parece.
Durante este último tiempo, ante situaciones que ya no deberían sorprenderme, pero aún lo hacen, en el reparto de roles de la vida, asumidos y adjudicados, parece que una mitad ocupa todo el lugar y la otra se distribuye como puede en lo que le queda.
Algunos de un hacer invisible y otros de un hacer visible, ( a veces demasiado visible). unos de no hacer visible y otros de un no hacer invisible
Son esas conversaciones que comienzan con un intento de contar algo que nos sucede o que sentimos y somos ignorados alevosamente. Qué se yo… un…”La semana que viene tengo que operarme”. (silencio) o "Estoy triste".
Silencio eterno. Nunca más se habló del tema. Un mes desaparecido sin acción y ni siquiera un “¿cómo estás?”, “¿Necesitás algo?”. Silencio…Cara de Pocker.
Y uno se pregunta: “¿Será que me equivoqué y no le dije nada?”, “¿Estaré confundido con otra persona?”
Pero no. Es esa persona que amamos, para quien siempre estamos, en toda circunstancia, para su familia, para sus necesidades, sus enfermedades, sus alegrías y tristezas…sus…
Y un día, como dice Serrat, un dulce día, con manso sufrimiento, decimos: “Hoy no puedo…porque una hija, un hijo está internado, o tuvo tal o cual problema…” Silencio…Silencio Eterno…Tampoco se habló más del tema.
Pasamos de la negación, a la interpretación posterior. El no hacer visible se pierde en el hacer invisible.
Por supuesto que ésto no se refiere a una situación de consulta, donde hay roles prescriptos y justamente es el lugar para trabajarlo. Se refiere a esas relaciones, esos vínculos mas cercanos, de la esfera personal, de nuestra cotidianeidad. La familia, los amigos, aquellos con quienes nos sentimos mas cerca en el dí a día. Se refiere a esa actitud de DAR POR SENTADO A ALGUIEN O ALGO. Ese alguien o algo está en el mundo para satisfacerme. Mientras lo hace, todo bien porque es lo que corresponde. Si deja de hacerlo…todo lo anterior no vale. Es cuando el objeto bueno se transforma en malo. La gran “TETA MADRE”. Y aparece la necesidad de destrucción.
SE DA POR SENTADO.¡ ACÁ NO HAY LUGAR PARA QUE LE PASA NADA A NADIE MAS QUE A MI! CUANDO NECESITO ALGO…TODOS A CORRER…AHORA…SI LE PASA ALGO A OTRO…ESTEEEEEEE…Como dicen los mexicanos: “Me hago el occiso”. Son esos casos en los que, como también dicen los mexicanos, “Entre la cabeza de mi compadre y mi cabeza…” y cuando creemos que la respuesta es “Mi cabeza”, ellos se descuelgan con “La cabeza de mi compadre” para nuestra sorpresa.
¿Retorcido? ¿Penoso? ¿Cruel? ¿Injusto? ¿Miserable?
Debemos tomarlo como producto de un deterioro de ese Shen. Del estado de ese psiquismo afectado por un Maestro de Corazón que no está trabajando pulcramente. Que está tergiversando esa información al Fuego Imperial, al Emperador. Así, el Corazón comienza a actuar, basado en una información mentirosa o falseada, o está “omitiendo” información. Para terminar creyéndose su propia omisión, su propia mentira. El pobre Corazón no tiene más remedio que hacer de acuerdo con la información recibida. Seguramente contaminada por la mente.
Cometeríamos un grave error si nos dejáramos llevar por la decepción. ¿Cómo es posible que esta persona a quien amo tanto, a quien tanto apoyé, para quien siempre estuve incondicionalmente, mas allá de lo imposible, esté actuando tan cruelmente?
¡NO!
Primero, debemos de tener en cuenta no buscar ningún tipo de retribución en los amores. Colocarnos en una actitud solidaria SIN ESPERAR NADA A CAMBIO. El premio por amar, es amar. Sin recompensa, sin beneficio, sin conveniencia. Si espero una retribución a cambio de “supuestos favores”, en realidad más que amar, he invertido afecto en un plazo fijo amoroso esperando un interés rentado.
Segundo, quien no tiene conciencia de otredad, no ve, no escucha, no considera, no es solidario, sólo es receptor. En realidad, demandante. Demandante con palabras o silencios, con actitudes o sin actitudes, con caras o sin ellas. Con venganzas y desprecios. Con mentiras y omisiones. Desde un ser con necesidades, hasta un vampiro insaciable que sólo se acerca cuando necesita su ración de sangre.
Es muy común verlos atravesar por situaciones de mucha voracidad, tiempos de enfermedad, ambición desmedida. Despliegan sus alas para abarcar mas, tener mas, poseer mas, ganar mas, obtener mas, ser mejor, el primero, lo mas, “the one and only”. Siempre encontrando alguna excusa que justifique el daño.
Cuando llegan a la consulta se quejan de dolores corporales, musculares, sus sentidos suelen estar afectados, porque sus sentires también lo están. El sentido de sus vidas está tergiversado. Es un sentido especulativo. Mentiroso. Oculto.
Miente y “se miente” todo el tiempo.
¿Cómo sanar un cuerpo afectado por todo esto? ¿Por dónde se empieza?
Como siempre, la respuesta es muy simple.
¿Quieren sanar su cuerpo realmente? ¿De verdad, de verdad, de verdad?
¿Quieren despertar, tomar conciencia, rescatar un sentir auténtico?
¿Dejar de ser consumidores y convertirse en generadores solidarios, proveedores?
¿Quieren ser confiables, transparentes en su hacer, sinceros?
¿Quieren de verdad sanar sus almas, sus más profundos dolores?
¿Dejar de posicionarse en el Centro del Universo y darse cuenta que, salvo honrosas excepciones, en el fondo, todos padecemos de los mismos dolores?
¿Dejar de preguntarse:”POR QUÉ ME PASA TODO A MI”? y darse cuenta que lo que le pase, nos pasa a todos. ( a no ser que sea Highlander)
¿Si?
Entonces…

¡¡¡¡ AMEN!!!!

¿Qué tal comenzar ahora? Un cariño enorme a todos de corazón.
Liliana M. Pérez Villar.