MADRE HAY UNA SOLA...
Estos últimos días, he tenido muy presente el recuerdo de mi madre. Tal vez con motivo de mi reciente “abuelazgo perruno” o tal vez por un mail que recibí sobre “todo lo aprendí de mi mamá” (que ya subí fragmentado al perfil de Facebook). Una especie de Libro gordo de Petete o un Decálogo de la hija en crecimiento. A partir de ahí, me fueron llegando imágenes y “sabias frases de mi vieja”, que van atravesando caminos disparatados, como las frases de casi todas nosotras, cuando hablamos desde el rol de madres. Sin lugar a dudas, debemos de decir algunas genialidades también y de corazón deseo, que por lo menos empaten con los desatinos y torpezas, que las buenas intenciones no logran eludir. Recordé dos remarcables “preguntas instructivas”:
- “¿A cuál de los dos elegirías si estuvieras naufragando y sólo pudieras salvar a uno?”
-“¿Qué harías si supieras que te queda poco tiempo por vivir?”
¡Qué bárbaro! Un poco terminante la vieja… Medio extremista.
Por suerte y como es lógico, coherente y esperable, en los varios naufragios por los que anduve en la vida, siempre tuve claro que SALVAR… lo que se dice SALVAR… no es tarea nuestra. Por suerte, hay una Fuerza que trabaja incansablemente, rescatando, salvando, redimiendo y resucitándolo todo, más allá del esfuerzo humano para que esto no suceda. Podemos ser facilitadores, en lugar de obstaculizadores, podemos vivir en la máxima expresión del AMOR, que es el SERVICIO, podemos echarnos una mano unos a otros, ser solidarios, compartir…pero eso de SALVAR…eso de SER AYUDADORES… no es porfía del ser humano. Pertenece a otro nivel de conciencia. Y por supuesto, mucho menos, elegir a quién.
Ahora, el tema era la segunda pregunta! Muy “Pum para arriba”. El meta mensaje más allá de lo gráfico, sintético, lógico y razonable que pudiera resultarle a ella, fue un “poquito” generador de conflictos en la adolescencia
Pero HOY, lejos de esos tiempos, me encontré gratamente sorprendida con mi respuesta actual. Sin necesidad de pensarlo, con una sonrisa de satisfacción apenas dibujada en la cara, pensé: “Haría exactamente lo mismo que hago todos los días”. O sea, haría lo que decidí hacer hace taaaaaaaantos años atrás, cuando cambié mi estilo de vida altamente arraigado hasta entonces, por lo que la misma vida me empujaba a hacer, sí o sí. Ni siquiera fue una elección. Fue la convicción de saber que no existía otro camino para mí, que pudiera escoger con el mismo AMOR, la misma PASIÓN, ILUSIÓN Y ENTUSIASMO. Se podría decir que HOY, ESTOY AL DÍA. Sin grandilocuencias, sin aplausos, sin más premios que el de HACER LO QUE SE AMA. HOY. ¿MAÑANA? ¿QUIÉN SABE? No es algo que me preocupe. Con tantos naufragios, tanto ayuno, tanto alimento celeste, seguramente, cuando la Rueda de la Vida, la Rueda del Karma gire nuevamente, si es que sucede, sabré escuchar su llamado como tantas otras veces y hacia allí iré, si se me permite hacerlo. De eso se trata, no? De “IR”, “IR HACIA”. Porque la idea en realidad, no es “llegar a ningún lado”, pero sí, saber hacia dónde “IR”. Ese es el verdadero premio: “IR”. Un “IR” silencioso, sencillo, fiel al sentir auténtico, un “IR” que encaje dentro del Bien Común y no sea “generador de daños ajenos”, que no esté basado en el malestar de otros, un “IR” que nos haga vibrar dentro de esa sintonía del AMOR UNIVERSAL. Aunque existan situaciones pendientes sin resolver aún, aunque haya áreas de nuestra vida en las que sintamos la falta, aunque flaqueemos a veces ante lo inexplicable… VAMOS…LADRAN SANCHO! Señal que cabalgamos (y que hay perros). Podemos vivir con MIEDO o CONFIAR y dejar de buscarle la quinta pata al gato, para poder disfrutar de aquellas pequeñas cosas en las que nos sentimos vibrar y resonar como co-creadores desde nuestra esencia Crística o Búdica o Pública o Rúbrica…
Hay miles de motivos para vivir en el miedo, La humanidad es una amenaza para la humanidad, vivimos amenazados todo el tiempo. Es una gran elección para todos nosotros, es una actitud. Podemos elegir comprometernos con la luz o con la oscuridad.
Si hay algo que harían o dejarían de hacer, si mi vieja se les apareciera en sueños con su catastrófica pregunta, tal vez sea tiempo de implementarlo, para poder reencauzar el sentido de sus vidas. Algo que quizás pudiera alejarlos de sus miedos y hacerlos viajar desde las oscuridades, dudas y flaquezas, hacia la claridad de ese “IR” auténtico en la vía del AMOR.
Desde el alma y con el corazón
Liliana Marcela Pérez Villar.
lilianamperezv@gmail.com
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