viernes, 28 de octubre de 2011

FINISTERRE. El "fin del mundo".


Volví tarde a Santiago, de regreso de A Coruña. Quería acostarme temprano, comer algo y organizar todo para el día siguiente. Pensaba salir muy temprano para Finisterre, Costa da Morte, la Cascada do Ezaro, Muros y Muxia. En dos días comenzaba el Congreso y por falta de tiempo, no podía ir a pie.


Desde Santiago a Finisterre hay 88 km y suele hacerse en 4 etapas, que podrían reducirse a 3 caminando más km por día:

Etapa 1: Santiago de Compostela - Negreira
Etapa 2: Negreira - Olveiroa
Etapa 3: Olveiroa - Corcubión
Etapa 4: Corcubión - Cabo Finisterre


Finisterre une la capital gallega con el cabo de Finisterre, situado al sur de la legendaria Costa da Morte. Se dice que sólo se considera parte del camino si se hace en sentido inverso, es decir, de Finisterre a Santiago. Pero actualmente, la mayoría de los peregrinos salen desde Santiago. Es más, ya está señalizada la opción Muxia.



Los historiadores abordan este camino como el auténtico término de las antiguas peregrinaciones “paganas” anteriores a la cristianización, dado que lo consideraban el lugar donde se acababa el mundo. Hoy ya se sabe que hay otros hitos geográficos, tanto de Portugal como de Galicia (Cabo Touriñán) más occidentales. Hubo un gran crecimiento en el número de peregrinos desde el 2001, año en que se abrieron los primeros albergues y se considera que el 10% de aquellos que llegan a Santiago, siguen hasta Finisterre.


Se le llama el final de camino de los laicos, ya que para los creyentes finaliza en Santiago. Hoy existen 13 albergues. Tres de la Xunta (Negreira, Olveiroa y Fisterra), nueve privados (Negreira (3), Vilaserío, Maroñas, Cee y Fisterra (3)), y uno municipal gestionado por la asociación gallega AGACS (Corcubión).



Los albergues con más capacidad son los de la Xunta, con más de treinta plazas cada uno.




Se sugiere llegar al cabo a tiempo como para contemplar la puesta del sol, lo que para los peregrinos de tiempos pasados era un momento mágico. La posibilidad de ver cómo el sol era tragado por las aguas para volver a asomar al día siguiente por el lado inverso.


En Finisterre se acostumbra quemar la ropa que se ha llevado puesta durante el peregrinaje para significar que se renuncia al viejo SER para “renacer” como un SER nuevo.


Cuentan las leyendas que las temibles aguas de la Costa de La Muerte sumergieron en tiempos primitivos míticas ciudades, y que muchos barcos se han hundido en ellas. Finisterre, el Fin del Mundo para los Romanos, cuenta con el movimiento de incontables barcos en sus costas.


Se dice que su mar, el tormentoso Atlántico, es huerto de embarcaciones y personas en varias pérdidas costeras.



Otra leyenda cuenta que, en esta zona quedó sumergida la mitológica ciudad de Duyo, “demolida por Dios como escarmiento a los pecados y a la indiferencia de sus habitantes tras el desembarco de Santiago Apostol”. Únicamente subsistieron dos piedras con forma de buey que permanecen como evidencia.



En el camino costero a Coruña, rodeada de puertos pesqueros, ocultadas playas y grandiosos acantilados, aparece mágicamente Muxía. Allí, frente al mar, surge el barroco santuario de la Virgen de la Barca. Muy cerca, están las piedras de los milagros, las que cuentan que formaron la nave en que llegó la Virgen para aparecerse al Apóstol Santiago. La más grande de ellas -la Pedra Abaladoira¬ pesa más de sesenta toneladas y dicen que se mueve y hasta produce un leve gemido cuando se sube a ella alguien que esté totalmente libre de pecado, la Pedra dos Cadrises, la quilla de la barca, libra de los dolores de espalda a quienes pasan debajo de ella. Confieso que salté fuerte y vibró bastante. En cambio, como no me dolía la espalda, no me tomé el trabajo de pasar por debajo de ella, aunque vi hacerlo a mucha gente.


¡Lo gracioso fue que una vez más y en medio de la nada, apareció Hugh! Imaginaba que ya había partido para Australia con Brenda, pero decidió quedarse y además, estaba parando en el Seminario Menor por mi propia recomendación! Muy gracioso. Conocimos a un matrimonio residente en los EEUU y compartimos un maravilloso almuerzo, PAELLA, frente al mar, en la terraza de un restaurante. ¡MARAVILLOSO!.
Seguimos luego.
Desde el alma y con el corazón
Liliana Marcela Pérez Villar
lilianamperezv@gmail.com
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